Día de la Nakba palestina

Covid-19 y anexión

Palestinos se protegen con máscaras durante el sermón del viernes, en Jan Yunis, Gaza.

Palestinos se protegen con máscaras durante el sermón del viernes, en Jan Yunis, Gaza. / periodico

Itxaso Domínguez

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Cuando la pandemia empezó a evidenciar la inevitabilidad del confinamiento, surgieron comentarios jocosos sobre cómo Gaza tenía lecciones que dar al mundo sobre lo que significa estar aprisionado. Sin embargo, el bloqueo o la ocupación militar no conocen de futuras desescaladas: los bantustanes permanecerán en Cisjordania, al igual que la segregación dentro de la Línea Verde, la ingeniería demográfica en Jerusalén y el bloqueo sobre Gaza. Existen lecciones, si, pero en términos de resiliencia ante la desposesión continuada.

Como consecuencia de casi 53 años de ocupación, el sistema sanitario palestino se encuentra hoy sumido en un proceso de de-desarrollo, que afecta a la totalidad de los territorios ocupados e imposibilitaba desde un primer momento casi cualquier acción genuinamente autónoma. Los donantes internacionales de los que en gran parte depende el modelo actual eran conscientes, y temblaban ante la eventualidad de que se contabilizara el primer contagio en Gaza. La covid-19 llegó. Los números no están siendo tan altos como se temía, pero la evolución de la enfermedad ha permitido arrojar luz, una vez más, sobre el desolador contexto en la Palestina histórica, en el que las insuficiencias sanitarias no son sino reflejo de otros problemas estructurales.

De acuerdo con información proporcionada por Physicians for Human Rights y en menosprecio de la obligación internacional que sobre el país recae como potencia ocupante, Israel no ha prestado la suficiente asistencia a las autoridades palestinas en términos de equipación y 'expertise'. Tampoco ha permitido la salida y tratamiento de la Franja de Gaza de pacientes en grupos de riesgo. Varios análisis hablaban de cooperación esperanzadora entre israelíes y palestinos. Olvidaban tanto la sempiterna asimetría de poder como las obstinadas realidades de la ocupación en forma de clínicas móviles destruidas o arresto de voluntarios médicos. En el caso de trabajadores palestinos obligados a permanecer en Israel, algunos de los que cayeron enfermos fueron depositados en un 'checkpoint'. El reparto de tests entre ciudadanos palestinos de Israel fue deficiente, a pesar del papel que han jugado los doctores palestinos en la lucha contra el coronavirus.

La crisis de la covid-19 y la distracción que garantiza llega, por si lo anterior fuera poco, en un momento delicado. A partir del mes de julio amenaza con hacerse realidad la promesa del nuevo gobierno de unidad nacional israelí: la anexión de áreas del territorio hoy bajo ocupación, que formalice una situación de apartheid de facto. A pesar de culminar una realidad construida a golpe de hechos consumados, esta anexión sería en flagrante violación del derecho internacional y ante la aparente pasividad de Europa y sus Estados miembro. En el Día de la Nakba que conmemora la expulsión de más de 700.000 palestinos durante el establecimiento del Estado de Israel, la comunidad internacional no puede olvidar su responsabilidad hacia el pueblo palestino.

P.S.: Dedicado a Ana.