LA CLAVE
La blasfemia de Cercas
El linchamiento digital del escritor es la enésima muestra de que Catalunya tiene una fractura social de la hondura de la falla de San Andrés. Esa fractura que niega siempre el independentismo

El escritor Javier Cercas. /
Javier Cercas desveló sus sentimientos y temblaron los pilares de la civilización. El escritor le confesó a Núria Navarro en una entrevista en este diario que se había sentido más afectado por la intentona independentista unilateral del 2017 que por la atroz pandemia del coronavirus. Al punto, se abrieron las puertas del infierno y los demonios corrieron a por él.
Cercas contaba qué cosas le han cambiado como persona y como escritor en los últimos años. El texto mostraba con claridad los matices del diálogo, pero vete tú con matices a la Santa Inquisición. Al infierno de cabeza, previo paso por el potro digital.
El análisis de lo que dijo Cercas no es relevante. Ni siquiera importa si estás de acuerdo o no con él: todas las desgracias duelen a su manera. El escritor refería un sentimiento íntimo, el suyo, del cual es propietario inalienable. El hecho verdaderamente significativo es que esa u otras opiniones sean objeto de acoso sistemático. El procedimiento es siempre el mismo: los paniaguados policías habituales de la Fe Única y Verdadera señalan al blasfemo y una jauría digital independentista se abate sobre él.
Intimidación cultural
Noticias relacionadasCercas no es el primero ni será el último. Antes que él fueron insultados, acosados o boicoteados el director teatral Joan Ollé (2019), los autores de la exposición del 2017 en el Fossar de les Moreres, los escritores Javier Pérez Andújar (2016) y Elvira Lindo (2006) o la actriz Carmen Machi (2012). El aparato de intimidación cultural está siempre bien engrasado. Un indicador de pésima salud social.
Puedes cerrar los ojos o mirar hacia otro lado. Puedes taparte los oídos o poner a todo volumen a los Rolling Stones. ¡Más alto! Sympathy for the devil. ¡Más! But what’s puzzling you / is the nature of my game… Puedes entregarte a un sueño narcótico. Da igual lo que hagas, al despertar la realidad seguirá ahí, como el dinosaurio de Monterroso. Catalunya tiene una fractura social de la hondura de la falla de San Andrés. Esa fractura que niega siempre el independentismo.
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