El tuteo

Léalo-léelo

television pelicula el mayordomo    Forest Whitaker, David Oyelowo,    160825181955

television pelicula el mayordomo Forest Whitaker, David Oyelowo, 160825181955 / El Periodico

Carles Sans

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"Cuando yo era niña el tuteo se reservaba para las personas de confianza. El ‘usted’ quedaba relegado, por lo general, a las personas con las que no existían relaciones estrechas de parentesco ni amistad". Así comienza el capítulo titulado 'Usos pertinentes del tú y del usted', escrito por Esther Tusquets en su libro 'Pequeños delitos abominables'. Seguramente por la influencia del idioma inglés, el tratamiento de usted irá, poco a poco, desapareciendo y llevándose consigo una herramienta, a mi modo de ver,  muy valiosa en las relaciones interpersonales. La posibilidad de que podamos llamarnos de usted cuando no tenemos la suficiente confianza con alguien nos ayuda a mantener un respeto, una distancia que el 'tú' destruye de una tacada. Como dice Tusquets, la posibilidad de tratarse de usted y después pasar al tú, nos da la posibilidad de matizar la relación sin que el tuteo aniquile esos matices sin consideración alguna. Fue en los años de la transición cuando se instaló el uso indiscriminado del 'tú' hacia cualquier persona que acabásemos de conocer. Se trataba de una actitud igualitaria que impusimos los progres de la época y que ha perdurado hasta hoy. Era como decir: si todos somos iguales, entonces nos tratamos de la misma forma.

En mi adolescencia, en las películas americanas que eran dobladas al español adivinábamos que el chico y la chica habían intimado cuando, de una manera muy sutil, los dobladores pasaban del usted al tú. Sin embargo, confieso que en este asunto, como en casi todos los que me planteo,  tengo mis contradicciones y admito haber pasado por etapas dependiendo de mi edad. Hace unos cuantos años, me molestaba que un joven a quien no conocía me llamase de tú. Ahora que estoy en aquella edad en la que niego verme como quien ha cumplido los sesenta, simpatizo con aquellos jóvenes que me llaman de tú, halagado por el supuesto afán de que aún me vean digno de un rejuvenecedor tuteo. Algo en lo que coincido plenamente con la autora del libro es en rechazar el desigual trato que proponen algunos reaccionarios basado en que ellos pueden tutear y su empleado lo tiene prohibido.