IDEAS

El cine en 'Rockdelux'

Echaré de menos formar parte de una sección que cuidaba tanto las películas como a los que tenemos la suerte de escribir sobre ellas. No es lo habitual

Sección de cine en un número de la revista 'Rockdelux'

Sección de cine en un número de la revista 'Rockdelux'

Desirée de Fez

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Hace unos días, la revista 'Rockdelux' anunciaba su cierre. Podría contar mil cosas sobre las razones por las que ha sido tan importante para mí. En sus páginas descubrí a mis músicos favoritos y leí por primera vez a muchos de mis periodistas de referencia. En ella he colaborado casi veinte años y he hecho grandes amigos. Y a ella le debo mi obsesión por tres cosas que, aunque igual no estén de moda, para mí son fundamentales: el respeto al pasado, el rigor y la certeza de que los artículos sólo tienen sentido si te los crees.

Sin embargo, a efectos de esta columna, para mí era necesario compartir por qué adoraba su sección de cine. Me gustaba por algo tan evidente como que su plantel de críticos era magnífico. Pero también porque en esas páginas nunca me sentí sola. Al margen de que creas o no que tus críticas sirven para algo, escribir sobre una película es algo muy solitario. Y esa soledad puede ser gratificante o no. La sección de cine de 'Rockdelux' bloqueaba de golpe el aislamiento, como bloqueaba la rutina. A mí eso me encantaba. En mis años en la revista, la coordinación de la sección corrió sucesivamente a cargo de Joan Pons y Quim Casas. Y nunca sentí que fuera una simple colección de críticas encargadas al tuntún, dispuestas sin criterio unas al lado de otras o adjudicadas al primer crítico que contestaba el mail.

Quizá porque se sentía un poco intrusa, porque era la sección de cine de una revista de música, siempre era más que un mero resumen de los estrenos. Había un trato humano con los autores, algo extraordinario cuando lo normal es recibir –previa petición y con suerte– un simple acuse de recibo. Recuerdo conversaciones con Quim sobre por qué quería escribir sobre determinadas películas, y su paciencia al escucharme cuando podría haberse limitado a encargarme la que quisiera. También había una reflexión previa sobre qué películas tenían que salir ese mes. Y, por ambas cosas, la sección siempre era coherente y compacta, y estaba serpenteada por las intuiciones y las emociones de los colaboradores.

Echaré de menos formar parte de una sección que cuidaba tanto las películas como a los que tenemos la suerte de escribir sobre ellas. No es lo habitual.

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