LA CLAVE

Saludos cordiales

Es cierto. A toro pasado todos somos Manolete, pero tenemos que acordarnos de mucha gente por la crisis del coronavirus

Mascarillas en la cola

Mascarillas en la cola / periodico

Bernat Gasulla

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Un saludo muy cordial a los que se rasgaron las vestiduras cuando el Mobile World Congress decidió suspender su cita anual con Barcelona a causa del coronavirus. Apenas dos semanas después fueron los mismos que nos confinaron. A los que señalaban sin temblarles el pulso a los “alarmistas” que advertían de la gravedad del covid-19. “Es una gripe”, repetían. A los que aplaudían el rigor periodístico de Lorenzo Milá en sus apariciones sin mascarilla cuando informaba de los albores de la tragedia en Italia. A los que, como Pablo Motos, dieron pábulo a voces (Mamen Mendizábal, por ejemplo) que quitaban hierro a la epidemia y, poco después, sin solución de continuidad, se convirtieron en telepredicadores del apocalipsis.

Un saludo muy cordial a los que, como ha decidido la Conselleria de Salut en Catalunya, informan de la evolución del virus en sus territorios alrededor de la medianoche. Impiden así un mínimo análisis de los datos y de las tendencias de contagios y fallecidos. La transparencia no cuadra demasiado bien con la nocturnidad y la alevosía. También a los que, como Pedro Sánchez, creen que gobernar en minoría les permite obtener respaldos gratuitos justificados únicamente en la gravedad de la situación. Y a los que, como Pablo Casado o Quim Torra, se aprovechan de esa debilidad parlamentaria ya saben ustedes para qué.

Un saludo muy cordial a los que ignoran que casi todas las divisiones territoriales (provincia, ‘vegueria’, región sanitaria…) son artificios muchas veces obsoletos que buscan organizar el territorio y suelen olvidar demasiado a menudo la realidad metropolitana, sí, las ciudades. A los que han decidido ensañarse con los niños en las medidas de confinamiento. A los entusiastas ‘policías de balcón’. A los que han vuelto a practicar deporte… en grupo. A los que creen que nada les afecta. A los antivacunas y a los curanderos de la lejía.

Es cierto. A toro pasado todos somos Manolete, pero hay que saludar y, sobre todo,  recordar a toda esta gente.