EL REGRESO MÁS ESPERADO

Que vuelva el fútbol

El Independiente del Valle celebran la conquista de la Libertadores Sub-20

El Independiente del Valle celebran la conquista de la Libertadores Sub-20 / periodico

Sònia Gelmà

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Hace unos días fue 11º aniversario del 2-6 del Barça en el Bernabéu. Aunque la cifra fuera tan poco redonda, la sequía de fútbol en directo hizo que más de un barcelonista recuperara aquel partido. Sin la emoción del directo, pero eliminando también el sufrimiento, revivir momentos históricos no es un mal ejercicio. Es un pequeño consuelo para aquellos que empiezan a notar ese apetito por recuperar la Liga.

Es curioso, porque es posible que haya aficionados más deseosos de volver a ver fútbol que los propios jugadores. Paradójicamente, hay futbolistas que no disfrutan viendo partidos. Ese desapego por su profesión, más allá de los partidos que ellos juegan, siempre me ha sorprendido. Futbolistas que prefieren jugar al FIFA, donde ellos siguen teniendo el control, a ser simples espectadores de un partido.

Ver o no ver fútbol

No hace mucho, un exjugador del Barça, futbolista en activo –-no voy a revelar su nombre, aunque él no encontró ningún motivo para ruborizarse-- me confesó, despreocupadamente, que prefería ver un capítulo de la serie “La que se avecina” a un partido de Champions de su exequipo. Casi como una concesión, admite que un Barça-Madrid sí que lo mira. Me imagino que lo debe hacer como algún amigo que tengo, para no quedar fuera de la conversación de bar del día siguiente.

No se extrañen, pues, que haya aficionados más apasionados por ese deporte que algunos de los que lo practican. Amantes de este deporte que estos días, más preocupados obviamente por su propio futuro que por el del fútbol, echan también de menos --es compatible y no significa que sean unos desalmados-- ese pique con el vecino por el resultado del fin de semana. Esos 90 minutos de desconexión. Esa discusión por si fue o no penalti, ese debate sobre si es mejor éste o aquel jugador, esa charla sobre cómo acabará la temporada.

Un placer culpable

Y eso se limita a un deseo, que no significa que no se empatice con el riesgo que asumirán los futbolistas, como otros muchos que no tienen más remedio que volver al trabajo porque la industria le reclama. Porque, mientras la clasificación de la Liga ha sido sustituida por otras más desagradables sobre contagiados y muertos, es humano querer recuperar la normalidad de nuestro trabajo, nuestros amigos, y sí, también el fútbol.

No se sientan culpables por ello. Por algún tipo de superioridad moral, está permitido echar de menos los cines, los teatros y los conciertos --ojalá los volvamos a disfrutar muy pronto--, pero es frívolo desear que vuelva el fútbol. Un placer culpable. Como si fuera cierto que nos anestesiara. El fútbol es una distracción, pero no permitan que les subestimen hasta el punto de pensar que si la pelota rueda, van a olvidar todo lo demás.