RESPUESTA A LA CRISIS

Por un 'plan Marshall' verde

Un buen número de países europeos están decididos a vincular la recuperación tras la pandemia con la estrategia medioambiental de la CE

Vista general de Barcelona desde el mirador de Torre Baró, con apenas contaminación por la crisis del coronavirus, el pasado 26 de marzo

Vista general de Barcelona desde el mirador de Torre Baró, con apenas contaminación por la crisis del coronavirus, el pasado 26 de marzo / periodico

Cristina Manzano

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La lucha contra el cambio climático ha encontrado un inesperado aliado en el coronavirus. Las imágenes de satélite no dejan lugar a dudas: las emisiones de CO<sub>2</sub> han caído drásticamente desde el comienzo de la pandemia. Unos cálculos iniciales observaban un descenso temporal del 25% en China. El frenazo en la actividad global podría suponer la mayor reducción en emisiones desde que se tienen registros: hasta el 4% en el cómputo anual previsto para el 2020.

Sin embargo, es solo un espejismo. Para evitar que la temperatura suba por encima de los 1,5 grados, la reducción tendría que ser del 6% durante la próxima década y es obvio que, como ya ha empezado a ocurrir en China, en cuanto comience a recuperarse la actividad económica lo hará también el ritmo de emisiones.

De hecho, otra de las brechas que está abriendo el coronavirus es entre aquellos que quieren aprovechar la crisis para revertir o frenar las medidas para combatir el cambio climático y aquellos que ven en ella una oportunidad para acelerar la transición hacia un modelo más sostenible.

Entre los primeros, Estados Unidos ya ha anunciado una relajación de sus normas medioambientalesChina podría construir un buen número de plantas de carbón para facilitar su recuperación económica, y Polonia ha advertido de que la crisis va a impedir alcanzar las metas propuestas.

"Un repentino cambio transformador"

Pero otro buen número de países de la Unión Europea (UE) están decididos a vincular la recuperación del día después con los planes de la Comisión Europea (CE) de lanzar un gran Pacto Verde que impulse la economía al tiempo que aspira a lograr cero emisiones para el año 2050. Hace unos días, los ministros de Medio Ambiente de 10 estados miembros, encabezados por Dinamarca y entre los que se encuentran España e Italia, enviaron un escrito a la CE en este sentido; enseguida se sumaron Alemania, Francia y Grecia.

Desde otras instancias se ha pedido incluso que el Pacto Verde sea el gran 'plan Marshall' para la recuperación poscoronavirus. Es el caso, por ejemplo, de la copresidenta del Club de Roma y del director del Potsdam Institute for Climate Impact Research, que en una carta abierta a los líderes europeos recordaban que la pandemia ofrece la oportunidad de un "repentino cambio transformador".

El Pacto Verde es uno de los grandes proyectos de Ursula von der Leyen para su mandato al frente de la Comisión Europea. Su objetivo es la transformación de la economía europea para alcanzar la neutralidad de emisiones, disociar el crecimiento del uso masivo de recursos –y muy especialmente los combustibles fósiles- y convertir a Europa en el impulsor de un modelo de sostenibilidad que respete los límites planetarios. Para ello, aspira a incidir en la energía, la movilidad, la industria, la alimentación, la contaminación, la biodiversidad y las infraestructuras. Consciente de que estos procesos siempre tienen ganadores y perdedores, el Pacto Verde contempla además un mecanismo para movilizar 100.000 millones de euros con el fin de garantizar una "transición justa", en la que nadie quede atrás.

Reforzar el Pacto Verde como respuesta a la crisis del coronavirus serviría para abordar sus dos principales dimensiones: la sanitaria y la económica. La primera, porque cada vez es más evidente la vinculación entre nuestra vulnerabilidad ante las pandemias y la pérdida de biodiversidad, la mala calidad del aire que respiramos y la deforestación. La segunda, porque después del gran drama que supone la pérdida de miles de vidas humanas, las consecuencias económicas de este parón global auguran asimismo buenas dosis de sufrimiento, al igual que la inacción ante los efectos del cambio climático.

Para los 13 estados europeos que respaldan esta idea, la reactivación de la economía y la creación de empleo deben pasar por aumentar las inversiones en movilidad sostenible y acelerar la transición energética hacia sistemas más eficientes y renovables. Y con su llamada pretenden adelantarse, o al menos contrarrestar, las fuerzas que tirarán de la cuerda en sentido contrario.

De momento, por la necesidad de atender la emergencia, la Comisión Europea ha retrasado la presentación de dos de las estrategias previstas en el Pacto Verde: 'De la granja a la mesa' ('From farm to fork', F2F en la jerga comunitaria) y 'Biodiversidad'. Ambas especialmente sensibles estos días en los que se ha puesto aún más de manifiesto la necesidad de garantizar el suministro de alimentos y la soberanía alimentaria ha regresado a primera línea del debate político. Por ello es de esperar que se recupere pronto el calendario para su lanzamiento.