'Podcasts' y psicodelia

La conversación de estos días sobre qué nos depararán las plataformas de VOD se me ha hecho bola. En realidad, esa y tantas otras líneas de especulación y diálogo sobre cómo serán a partir de ahora cine y televisión. Pero, en el caso concreto de las plataformas, el escepticismo lo arrastraba de antes.

No es que no disfrute de ellas, ciñéndome (aclaro) a sus propuestas originales. He visto cosas que me han gustado mucho. Pero no voy a negar que llevaba un tiempo viendo acercarse la amenaza de la rutina y del piloto automático. Entonces me encontré, sin esperármelo, con 'The Midnight Gospel'. La tenía puesta en la tele mi novio.

Pese a la doble adversidad, mi dificultad estos días para concentrarme y el alto nivel de exigencia de la propuesta, me quedé embobada. A ver, un momento. Esto es otra cosa. Esto está bastante cerca de mi fantasía inicial de las plataformas como lugar donde (también) probar cosas nuevas, arriesgarse y dar cabida a proyectos difíciles de colocar en otros espacios.

No es fácil explicar de qué va. Aquí un intento: es un cruce alucinante de 'podcast' y serie de animación para adultos, y tiene por protagonista al conductor de un 'podcast' del espacio que viaja a otros mundos para conversar con gente peculiar sobre asuntos como la vida, la muerte, el amor, el miedo, la meditación y las drogas.

Es un ejercicio arrollador de ilustración colorista, psicodélica e hipnótica del testimonio de personas que existen, pues las charlas en su versión sonora son reales. Y es también la simbiosis perfecta de dos tendencias evidentes: la fascinación por los 'podcasts' que interpretan la realidad desde ángulos chiflados y el nacimiento de una nueva psicodelia audiovisual (sin ir más lejos, lo de Travis Scott en Fortnite).

'The Midnight Gospel' está firmada por un artista del prestigio de Pendleton Ward (en colaboración con Duncan Trussell), creador de 'Hora de Aventuras', pero eso no le quita mérito a Netflix en su apuesta por algo tan distinto y, tal y como está el patio, radical.

Qué bonito sería (y qué difícil lo veo) que se le pegara algo de esto a las futuras producciones españolas para plataformas.