Las amenazas a la humanidad

Los jinetes modernos del Apocalipsis

Cuando en algún momento salgamos todos juntos de la emergencia actual debida al covid-19 el mundo estará todavía ahí afuera con sus problemas y contradicciones

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Pere Puigdomènech

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Cuando nos encontramos en medio de una epidemia tan excepcional como la actual hay voces que recuerdan las viejas profecías y entre ellas el libro del Apocalipsis. En su capítulo sexto habla, con su lenguaje críptico, de la llegada de cuatro caballos montados por jinetes que llevan la devastación sobre la Tierra. Han sido interpretados como el hambre, la peste, la guerra y la conquista. Actualmente estas amenazas están vivas a diferentes niveles y algunas pueden amenazar el futuro de la especie humana.

El jinete de la conquista es quizás lo que parece ofrecer un peligro más reducido. Actúa de forma sutil a través de la economía y el control de los datos, pero parece por ahora menos amenazante para la especie en su conjunto. En estos momentos nos preocupa sobre todo el jinete de la peste que nos ha llegado en forma de virus. Es sin duda una alarma global de gran magnitud que nos afecta a todos y está teniendo efectos importantes sobre nuestra sociedad. Pero también tenemos que decir que no pone en peligro la especie humana. Si con una inmunidad del 60% el virus se detiene y produce una mortalidad del 2%, sobre todo de personas mayores, debemos concluir que efectivamente podría producir millones muertes en todo el mundo si no se tomaran ningún tipo de medidas, pero la especie humana como tal no peligraría. De hecho este argumento ha sido utilizado sobre todo desde la derecha ultraliberal para no detener en nada la economía. Habría que pensar en nuestras relaciones con los animales salvajes, en la higiene personal y pública, en cómo nos movemos por el mundo y en cómo reaccionamos cuando aparezca una nueva.

El jinete del hambre no lo tenemos del todo controlado y nos podría llegar de forma masiva tras una gran catástrofe como alguna de las que tenemos noticia por la historia o la geología. Grandes erupciones volcánicas han ocurrido en tiempos históricos, pero con efectos limitados. Sabemos que el impacto de meteoritos podría tener efectos globales. El impacto de un gran meteorito del cual hay restos en la península de Yucatán podría haber colaborado en la extinción de los dinosaurios. Un meteorito de decenas de kilómetros de radio o un gran cometa podría producir una gran cantidad de polvo que oscureciera la atmósfera haciendo que la producción de alimentos disminuyera fuertemente durante años. No sabemos de ningún cuerpo de estas dimensiones que se encuentre cerca de la Tierra, pero hay quien cree que deberíamos desarrollar sistemas que sirvieran para desviar la trayectoria de grandes meteoritos o cometas si hay peligro de que impacten la Tierra. Quizás habría que pensar en ello seriamente.

La guerra es una preocupación cierta. Han pasado 80 años desde el fin de la segunda guerra mundial y ahora hay esencialmente conflictos locales, pero se calcula que en este momento hay más de 1.4000 armas nucleares en el mundo, el 90% de las cuales en manos de los Estados Unidos y Rusia, pero también de otros países que están en conflictos latentes. Esta es ciertamente una amenaza real para la especie humana. Su uso masivo podría crear un entorno radiactivo en el que la vida de los humanos podría quedar severamente afectada. Las pruebas de bombas nucleares que se hicieron en la atmósfera en los años 50 y 60 han dejado restos en sedimentos de todos los continentes. Es cierto que el número de bombas activas ha disminuido mucho desde el máximo de los años 60 gracias por el efecto de tratados internacionales destinados a controlar y reducir el número de armas nucleares con un objetivo de su destrucción total. Estos tratados han sido denunciados por los actuales mandatarios de las grandes potencias y esto es un paso atrás.

Cuando en algún momento salgamos todos juntos de la emergencia actual debida al covid-19 el mundo estará todavía ahí afuera con sus problemas y contradicciones. Los problemas creados por el cambio climático y las desigualdades globales estarán allí. Habría que actuar y las estructuras políticas parecen estar poco adaptadas para el mundo global en el que nos encontramos. Habría que tomar decisiones sobre la forma en que se acceden y se tratan nuestros datos personales para detener el jinete de la conquista. La actual epidemia nos dice que no estamos bien preparados para este tipo de emergencias globales y el jinete de la peste cabalga por el mundo. Quizás deberíamos prepararnos frente a impactos de grandes meteoritos que podrían abrir la puerta al jinete del hambre global, pero primero tenemos que solucionar los problemas de hambre que aún existen. Y tampoco debemos olvidar que hay un jinete de la guerra que nos amenaza con armas de destrucción masiva y que, en definitiva, puede ser el más mortífero de todos.