La gestión política

Liderazgos en plena tormenta

A estas alturas del confinamiento, el acierto en las decisiones de quienes abanderan la respuesta al coronavirus es tan importante como saber explicarlas

Ilustración de Leonard Beard

Ilustración de Leonard Beard / periodico

Anna Cristeto

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Carisma, confianza y capacidad de gestión son algunos de los ingredientes para cocinar un liderazgo sólido. Son necesarios en tiempos de certezas e indispensables cuando la normalidad a la que estábamos acostumbrados queda suspendida. Mandatarios de todo el mundo se han visto obligados a renunciar a sus agendas políticas para centrarse en el día a día de una pandemia global. Les contempla la ciudadanía, que aguanta el encierro con paciencia y resignación pero que da muestras de cansancio tras seis semanas en casa.  

Así se desprende del último sondeo semanal del Gabinet d'Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP), que monitoriza la evolución del estado de ánimo general de los españoles desde el pasado 23 de marzo. A medida que pasan las semanas, no obstante, también son más los que opinan que en 15 días la situación mejorará. Los datos oficiales y el anuncio de que los niños podrían salir al fin a la calle han contribuido al optimismo, como también que ya se plantee una desescalada por territorios.

La encuesta también mide el grado de desgaste del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Con respecto a finales de marzo y principios de abril, desciende del 42,7 al 39,6% los que lo suspenden y del 31,8 al 28,7% los que lo aprueban. Los que no valoran ni bien ni mal la gestión del Gobierno pasan del 20 al 27,6%; es decir, que posiblemente esperarán a ver resultados más claros de las crisis para poner la nota final.

A estas alturas del confinamiento, el acierto en las decisiones de quienes abanderan la respuesta al coronavirus es tan importante como saber explicarlas. La comunicación en tiempos convulsos puede reforzar liderazgos o debilitarlos rápidamente. Más aún si una crisis de esta entidad te sorprende con una corta trayectoria en el mando –logrado tras dos elecciones- y con alianzas políticas recién estrenadas. Los intensos años de maraña política y la baja confianza de la ciudadanía en las instituciones tampoco permiten afianzar con facilidad nuevas etapas políticas. Precisamente por eso, deben evitarse traspiés como el primer anuncio de la salida de los niños o las ruedas de prensa con selección de preguntas, que han acabado corrigiéndose.

Nunca es fácil forjar un liderazgo y menos en plena tormenta sanitaria, económica y social. El margen de error cada vez es más estrecho. A Sánchez, que está volcado en los acuerdos de reconstrucción, no le acecha el calendario como ocurre con el Govern. El virus halló al 'president' con un pie fuera del Palau de la Generalitat y con una legislatura que él mismo había dado por acabada.

Con la pandemia, Torra encabeza un ejecutivo que en ocasiones apela a ucronías en las que se habrían perdido menos vidas, como sugieren las palabras de la 'consellera' Budó. El president ha recuperado protagonismo en el sector independentista mostrando una oposición férrea a las decisiones de Moncloa, por considerarlas tardías o tempranas, y generando en algún momento confusión sobre la normativa aplicable. Esta estrategia no le convierte en un líder pero permite que su partido gane visibilidad frente a ERC de cara a unas elecciones todavía sin fecha. El confinamiento ha alterado el tablero pero hay citas que serán ineludibles cuando la situación lo haga posible.