LA CLAVE

Orinando desde el balcón

El entusiasta ejecutor de la mutilación de la sanidad catalana, Boi Ruiz, declara sin rubor que no podemos permitirnos más recortes. Similar desparpajo gasta la dirigente posconvergente Laura Borràs

Imagen de la uci del hospital Germans Trias i Pujol, de Barcelona.

Imagen de la uci del hospital Germans Trias i Pujol, de Barcelona. / AP / FELIPE DANA

LUIS MAURI

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Crecí en un barrio obrero… Pido disculpas por el arranque en primera persona, comprobarán enseguida que no hay afán exhibicionista. Crecí en un <strong>barrio obrero</strong>. Ni humilde, ni modesto, ni llano: obrero. Trabajadores y trabajadoras muy jóvenes, niños muy pequeños, abuelos desvencijados. Fe inquebrantable en el futuro, nada podía ser peor que el pasado.

Después volveremos a mi barrio.

El futuro trajo libertad, educación, sanidad. También reconversión, europeización, consumismo, individualismo, paro. El neoliberalismo, envalentonado por el declive y posterior colapso soviético, fracturó las reglas financieras y el contrato social que regían en Occidente desde el fin de la segunda guerra mundial. La Gran Recesión les dio la puntilla a partir del 2007: incautación de beneficios, distribución de pérdidas y ascensor social fuera de servicio.

La crisis abisal dio pie al desmontaje de una parte del estado de bienestar construido durante las décadas anteriores. El Gobierno nacionalista catalán de Artur Mas fue pionero en el desmantelamiento en España. Los fuertes recortes presupuestarios debilitaron desde el año 2011 la enseñanza y la asistencia a los ciudadanos vulnerables, y se cebaron de forma especial en la sanidad pública. El Ejecutivo de Mariano Rajoy siguió el mismo sendero con escasos meses de diferencia.

El 'conseller' Boi Ruiz fue la mano ejecutora de los recortes sanitarios en Catalunya: en tres años, la sanidad catalana había perdido más de 1.500 millones anuales, más de 2.000 profesionales y más de mil camas.

Rubor y desparpajo

El pasado mes de diciembre, Catalunya era la comunidad española con más pacientes en lista de esperaquirúrgica por cada mil habitantes. Y ahora, en plena <strong>pandemia de coronavirus</strong>, el entusiasta ejecutor Ruiz declara sin rubor que no podemos permitirnos más recortes sanitarios. Similar desparpajo gasta la dirigente posconvergente Laura Borràs: "Recortar en salud siempre tiene consecuencias".

En mi barrio no todo era afán de superación, qué va. Había un tipo pendenciero que orinaba sobre la acera desde el balcón y gritaba: "¡Que llueve, que llueve!"