Al contrataque

Cada uno por su lado

Cualquier acuerdo de todas las fuerzas políticas en España no es ahora más que una quimera.

El presidente del PP, Pablo Casado, en un mítin en Galicia

El presidente del PP, Pablo Casado, en un mítin en Galicia / periodico

Cristina Pardo

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En España se nos da muy bien hablar de pactos, pero hacemos muy mal lo de predicar con el ejemplo. La unión política para hacer frente a cualquier cosa parece un imposible, en detrimento de todos. En plena pandemia del coronavirus, y después de haber ignorado durante días a la oposición, a los autónomos o a los empresarios, el Gobierno ha puesto el acento en la idea de un gran pacto nacional para la reconstrucción posterior de nuestro país. Sería, probablemente, un buen camino. De esa ensalada de propuestas, alguna buena saldría, digo yo. Sin embargo, en estos momentos, aun con miles de muertos encima de la mesa, parece ser -otra vez- una utopía.

El PP dice que apoyo sanitario, sí, pero que no cuenten con ellos “para arruinar el país”. Parece inviable cualquier acercamiento en materia económica, por ejemplo, entre los populares y los dirigentes de Unidas Podemos. Ya está siendo complicado entre las formaciones de izquierda, con que no conviene hacerse ninguna ilusión. Después está Vox, que solo es partidario de un acercamiento si se larga todo el Gobierno y se aplican sus recetas. Hombre, no parece una postura muy proclive al pacto... Y después están los socios de investidura de Pedro Sánchez, que tan pronto se quejan de la presencia del Ejército luchando contra el coronavirus, como presentan en plena crisis sanitaria mociones parlamentarias para despenalizar las injurias al rey.

En resumen: al menos en este punto en el que estamos, cualquier acuerdo de todas las fuerzas políticas en España no es más que una quimera. No puedo dejar de preguntarme con asombro qué tendría que pasar en este país para que nuestros dirigentes pusieran el interés general por encima de sus ideas fijas, inamovibles. Hay miles de muertos. Por una vez, y cuando acabe esta tragedia, podrían orillar su tentación de patrimonializar a las víctimas y apostar por un acuerdo que beneficie a todos, incluso a ellos. Que nos permitan asistir a un espectáculo nuevo, para variar.