El confinamiento

Dentro y fuera

Fuera están aquellos que nos traen los paquetes, la compra encargada con varios días de antelación; personas que no saben si son afortunadas por tener un trabajo o desgraciadas porque están en constante riesgo de contagio

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Carles Sans

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Desde mi balcón miro abajo. Fuera no hay casi nadie, tan solo algunos que caminan apresurados y protegidos. Dentro me siento a salvo sin estar seguro del todo. Cada paquete que llega de fuera no pasa del descansillo, es desinfectado y dejado allí, en una especie de cuarentena incierta hasta que necesitamos lo que contiene. Fuera se oye alguna ambulancia que no presagia nada bueno, y en la escalera de mi edificio no se oye a nadie, incluso puede que no haya nadie. Los que estamos dentro, sin salir de casa, solo vemos y oímos lo que se dice en la televisión o en internet; eso, ahora, para nosotros representa el 'fuera'. Las cifras de infectados, la de los fallecidos, la de aquellos que sufren en los hospitales representan tragedias que, por ahora, pertenecen al 'fuera'”

Dentro hay temor, hay sospechas de que esa tos pueda ser <strong>la tos seca de la que tanto se habla</strong>. A ratos, siento que mi temperatura podría ser más alta de lo normal, corro a ponerme el termómetro y compruebo que apenas llego a 36 grados. Falsa alarma. Para los que ahora estamos siempre dentro, hacemos que esas ventanas milagrosas hasta ahora inutilizadas, como Face Time o Skype, sean un sinónimo de 'fuera'. Ahora mantenemos conversaciones mucho más largas de lo que serían si la vida fuese la de antes, la que cualquiera de nosotros entiende por normal. Fuera están aquellos que nos traen los paquetes, la compra encargada con varios días de antelación; personas que no saben si son afortunadas por tener un trabajo o desgraciadas porque están en constante riesgo de contagio.

Dentro pasan las horas mientras releo libros subrayados hace mucho y disfruto de volver a ver series que me gustaron hace ya mucho tiempo y que gracias a mi mala memoria veo como si fuese la primera vez.

Fuera, las cifras de los fallecidos van en aumento. Dentro, las cifras de los días van pasando con la incertidumbre del hasta cuándo.

Dentro y fuera, dos mundos dentro uno mismo; dos realidades paralelas que transcurren con la incertidumbre de si en algún momento confluirán.