La hoguera

Los responsables de nada

Mejor sería que el Gobierno asumiera su responsabilidad en cada intervención. Ayudaría que la oposición diera mayor margen de confianza

Consejo de Ministros extraordinario del 29 de marzo del 2020

Consejo de Ministros extraordinario del 29 de marzo del 2020. / periodico

Juan Soto Ivars

Juan Soto Ivars

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Mi profesor Alejandro Castillo decía que se informaba mejor de la actualidad leyendo los clásicos que los periódicos. Estos días ha cambiado su táctica, la urgencia de los acontecimientos obliga, mientras yo trato de seguir su método. Cuando Bardolfo y Pistola regresan a la guarida de Falstaff después de que el donjuán obeso los haya echado a escobazos, este los recibe cantando: “El hombre regresa al vicio, la urraca al robo”. No es la única rupia de sabiduría sobre la mala costumbre que hay escondida en esta ópera de Verdi, pero yo me acuerdo del verso una y otra vez cuando sale a hablar con nosotros el Gobierno.

A los de Sánchez no les atribuyo mala fe, ni mala voluntad. Esto se lo dejo a las cuentas de Twitter independentistas y del entorno de Vox, de nuevo, como tantas otras veces, calcadas en sus críticas, en su oportunismo populista y sus puñaladas barriobajeras. Pero sí me decanto, en mi análisis, por el desbordamiento y torpeza, y también atribuyo al Gobierno una irresponsabilidad. Y esto no lo digo por ser mal pensado, sino porque es la única autocrítica sincera que están haciendo, aunque de robote y entre líneas.

Los bustos parlantes no paran de repetir que la responsabilidad es de otro. Intentan que asumamos que la catástrofe no es culpa suya, pero transmiten una imagen de irresponsabilidad. El responsable de todo es una autoridad sanitaria tan competente como imprecisa, una comunidad internacional donde cada país va a la suya, unos recortes en sanidad que hicieron otros y un surtido de oganismos científicos y expertos. Quizá acaben diciendo, como los guardias civiles de Amanece que no es poco' cuando tirotean el sol, que el único responsable es el misterio.

Si no se paró la actividad hasta después de la manifestación feminista que el Gobierno había promocionado sin descanso, lo que pasó es que “la ciencia” así lo recomendaba. Si hoy faltan respiradores y camas de uci, lo que pasa es que el Gobierno carga con una mochila de herencia recibida. Si los test que se compran masivamente son defectuosos, lo que pasa es que el Gobierno hace bien su trabajo porque los ha comprobado antes de utilizarlos. Si las comunidades autónomas van cada una por su lado, como pollos sin cabeza, es responsabilidad de los gobiernos autonómicos pese que el estado de alarma haya cambiado las reglas del juego.

Al final, queriendo subrayar ante la ciudadanía el mensaje de que la catástrofe no es culpa del Gobierno, cosa que es cierta en gran medida, el mensaje que terminan ofreciendo es que nada es su responsabilidad y, por tanto, que el Gobierno es irresponsable. No es la mejor táctica de apaciguamiento cuando te enfrentas a una sociedad sometida al estrés, la soledad, la tragedia y el pronóstico de una larga convalecencia económica.

Mejor sería que el Gobierno asumiera su responsabilidad en cada intervención. Ayudaría que la oposición diera mayor margen de confianza. Pero como dice Falstaff el hombre regresa al vicio, la urraca al robo, y el político, añado yo, a la propaganda.