La plaza

Lo que nos está pasando parece el guion de una serie apocalíptica . Y sin embargo es verdad, el mundo ha cambiado ya para siempre y ninguno de nosotros saldrá de esta coyuntura igual a como entramos. Pero en todas las crisis, entre un reguero de malas noticias, también hay efectos positivos. Por ejemplo, dudo que nadie ponga en duda la necesidad de una buena sanidad pública; el teletrabajo se generalizará demostrando que internet sirve para algo más que ver vídeos, compartir memes ocurrentes y ligar con desconocidos,  el ejemplo de muchos hará que todos queramos ser mejores personas de lo que somos. Al menos durante unos días. Porque, pese a que a cada minuto que pasa  las noticias cambian, soy optimista y considero que saldremos de esta crisis que nos ha sentado en el suelo, más fuertes y mejores, con algunas dudas convertidas en certezas,  seguro más solidarios, y espero convencidos de que es más importante invertir en científicos que en futbolistas.

Esta avalancha pasará y cuando regresemos a la normalidad sanitaria, llegará el momento de recomponer el tejido empresarial . En los primeros días de la pandemia, una consultora especializada en la gestión de la reputación corporativa (Villafañe y Asociados); una empresa dedicada al estudio de los comportamientos de los consumidores y a la imagen on line de las compañías  (nethodolo.gy), y el estudio de comunicación empresarial líder de España (Estudio de Comunicación), se unieron para estudiar cómo afectaba  el Covid-19 a la reputación corporativa de las empresas en un entorno en el que todo fluye y se interrelaciona. El resultado de su estudio en lo referente a la televisión es tremendamente clarificador sobre una de las leyendas urbanas más repetidas: esa que dice que la tele en streaming es el futuro y que las cadenas en abierto están en fase terminal. Porque la realidad se muestra con datos, no con opiniones y es rotunda.

Comparando las dos primeras semanas de marzo , el consumo televisivo de las cadenas en abierto creció hasta picos del 62%, mientras que el de las cadenas de pago también lo hizo, pero en mucha menor medida y solo levemente . A modo de ejemplo, comparando los dos primeros domingos del mes la TV en abierto creció un 56% y llegó al récord de 205 minutos diarios de media, mientras que la TV de pago creció de los 28 minutos a los 29 tan sólo. Esto sucedió durante la segunda semana de marzo, que se convirtió merced a la TV generalista en la semana con el  consumo más alto en dos años. El citado domingo se consiguió el máximo histórico de consumo con 10.485.000 de personas de media. De los 257 minutos de consumo, 165 corresponden a las cadenas generalistas , que logran el mayor dato dominical de los últimos cinco años. En contraste, el pago , privado de su mayor atractivo, el fútbol, apenas subió 1 minuto durante el fin de semana. Ocurrió lo mismo con los momentos álgidos del 'procés'. Cuando de conocer lo que nos pasa se trata y buscamos saber sobre la vida, en vez de evadirnos de ella, entonces acudimos en masa a la televisión en directo, hecha a pie de calle y gratuita. Porque es la plaza donde nos encontramos todos.