Peccata minuta

El estado del malestar

O el catedrático Boi Ruiz es un grandísimo cínico o ha decidido borrar de su cabeza que, en el 2010, el Institut Català de la Salut, que él dirigía, redujo su presupuesto en un 14,3%

El 'exconseller' Boi Ruiz ficha por Ribera Salud

El 'exconseller' Boi Ruiz ficha por Ribera Salud / periodico

Joan Ollé

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Nunca hubiera escrito estas líneas de no haber leído el otro día en 'La Vanguardia' unas declaraciones de Boi Ruiz, 'conseller' de Salut de Artur Mas entre 2010 y 2016 y actual catedrático de Gestió i Políques Sanitàries de la Universitat Internacional de Catalunya -¡qué largo!-, en las que decía: "El problema es de cantidad: no tenemos suficientes camas en las ucis, ni los respiradores necesarios, ni instalaciones y equipamientos para atender a la cantidad de gente que vendrá" y “los centros no deberían rebasar el 85 % de su ocupación, algo muy difícil en España cuando hay listas de espera que aumentan la presión sobre cada cama de hospital”. Recordemos que, plenamente transferidas las competencias sanitarias a cada comunidad, el primer trimestre del pasado año 168.108 personas hacían cola en las listas de espera catalanas, mientras que las madrileñas y vascas eran, respectivamente, de 52.579 y 18.357 aspirantes.

O el catedrático Ruiz es un grandísimo cínico o ha decidido borrar de su cabeza que, en el 2010, el Institut Català de la Salut, que él dirigía, redujo su presupuesto en un 14,3%, despidiendo a unos 1.000 médicos de familia, a 787 profesionales de enfermería (un 12%) y reduciendo el número de interinos de 8.956 a 7.621 (un 17%), sustituyéndoles por muy inestables contratados/das eventuales. Otro de sus logros fue privatizar algunos sectores de la sanidad pública.

Ruiz también opina que el Estado ha hecho "una mala lectura" de la petición del 'president' Torra: "Han entendido cosas que no se deben entender en este momento". Considero, ignorante de mí, que, puestos a confinar totalmente, mejor hacerlo con Madrid, como con Igualada, al ser ambas localidades enormes focos de infección; tampoco no acierto a comprender las obtusas reticencias del 'president' a que el Ejército, que pagamos entre todos, no colabore contra el microscópico y letal enemigo común. ¿O acaso Torra todavía le imagina entrando con guardia mora y tanques por la Diagonal?

También Puigdemont ha intentado sacar tajada de esta triste situación, alegando que no tuvo ningún sentido que en su día se le obligase a comparecer presencialmente cuando ahora todo es teletrabajo; es de un alarmante narcisismo comparar un desafío personal al Estado con un estado de alarma colectivo.

Mi amigo Toni Comín, 'exconseller¡ de Salut, ha tenido la elegancia de no mezclar peras con manzanas, limitándose en sus tuits a animar y aplaudir al personal sanitario. Artur Mas no sabe, no contesta: en boca cerrada no entran virus.