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Steve Harley

'Uncovered' es un disco de versiones en formato acústico que me está dando grandes alegrías en mi confinamiento

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Ramón de España

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Cuando ya nada se espera (de alguien) personalmente exaltante, la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay, Dios. Sirva esta absurda paráfrasis de Paco Ibáñez y Rubén Blades para describir mi bienvenido pasmo ante el último disco de Steve Harley (Londres, 1951), cuyo grupo Cockney Rebel, del que nadie parece acordarse, fue lo mejor del glam rock de los 70 junto a David Bowie Roxy Music. La banda se disolvió hace tiempo, pero Harley sigue en activo en su país natal, a medio camino entre la figura del 'national treasure' y la del mero superviviente. Hace años que sus discos dejaron de distribuirse en España y la verdad es que no eran gran cosa, como comprobaba uno cada vez que pedía alguno a Amazon por pura militancia nostálgica. Ese sentimiento me llevó a hacerme con 'Uncovered', un disco de versiones en formato acústico que me está dando grandes alegrías en mi confinamiento.

Junto a dos reinterpretaciones de temas propios, 'Uncovered' contiene estupendas versiones de David Bowie ('Absolute beginners'), Cat Stevens ('How can I tell you'), Bob Dylan ('When I Paint my masterpiece'), los Beatles ('I've just seen a face') o los Stones ('Out of time'). Nada que ver con aquellos dos primeros discos de Cockney Rebel -la novedad del sonido se basaba en algo tan sencillo como haber sustituido la tradicional guitarra pop por el violín eléctrico- que oscilaban brillantemente entre lo melancólico y lo majestuoso, ni tampoco con el único 'hit' de Harley en toda su carrera, 'Make me smile', que ha sonado en anuncios y películas y debe constituir el grueso de los 'royalties' que recibe nuestro hombre, pero sí un pertinente alto en el camino que permite albergar esperanzas sobre su próxima producción personal. Evidentemente, sus grandes canciones ya están escritas y no hay manera de superar 'Sebastian', 'Tumbling down', 'The best years of our lives', 'Nothing is sacred' o 'Mr. Raffles', sobre la que, cuando hablé con él en 1980 en las oficinas londinenses de EMI y descubrí que tenía una pierna destruida por la polio, comentó: “Es tan buena que no me acabo de creer que la haya compuesto yo”.

No tengo la impresión de que Cockney Rebel vayan a ser reivindicados en breve, pero es una lástima: sus dos primeros álbumes, 'The human menagerie' (1973) y 'The psychomodo' (1974), son sendas perlas de rock visionario a la altura del 'Ziggy Stardust' de Bowie y el bautizo discográfico homónimo de Roxy Music.