No es un coronavirus, es un meteorito
La crisis económica es global, afecta a todos los continentes y sectores, es de oferta y de demanda y , sobre todo, será de confianza

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Rosa María Sánchez
Rosa María SánchezRedactora jefe
Premio Carlos Humanes de Periodismo Económico 2020. Máster Universitario en Investigación en Periodismo por la Universidad Complutense, en 2023. Profesora en el Título de Postgrado Especialista en Información Económica de la Universidad Nebrija. Colaboradora en RNE.
Rosa María Sánchez
Dice el banco de inversión Mirabaud que la crisis del coronavirus se asemeja «a la caída de un meteorito» en la economía española. Y no lo dice solo por la imagen de unas calles desoladas por la cuarenta y de una población sobrecogida por la propagación de una enfermedad que causa dolor en las familias. A lo que se refieren en esta ocasión los analistas del banco suizo es al impacto devastador del Covid19 sobre el sector turístico español y, a partir de ahí, sobre el conjunto de la economía española.
España es el segundo país más visitado del mundo; su sector turístico representa alrededor del 12% de PIB y genera en torno a 2, 62 millones de puestos de trabajo directos en el país. Fue el primer sector en sufrir los efectos de las restricciones a los movimientos impuestos a las personas por las autoridades o por el miedo y posiblemente será de los últimos en salir del agujero. Su recuperación dependerá de la confianza y eso puede ir lento.
Visto así, se entiende por qué Mirabaud llega a la conclusión de que «en España, el coronavirus tendrá efectos comparables a los de un desastre natural como un tsunami o de un meteorito que se estrella contra la economía del país». Y no solo de la economía española. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hablaba este domingo del efecto del coronavirus sobre la economía europea, comparándolo con el impacto de «un ladrillo» que estalla sobre un superficie frágil. Tal vez un cristal.
Y es que de lo cabe ya ninguna duda a estas alturas es de que se trata de un impacto global en el más amplio sentido de la palabra. Afecta ya a todo el mundo. Daña todos los sectores. Está provocando un choque de oferta, a partir de la interrupción en la cadena de suministro mundial que está haciendo parar fábricas y todo tipos de actividades. Pero también es un choque de demanda, con el hundimiento de la adquisición de bienes y servicios como el turismo, la hostelería y todo tipo consumos distintos de la alimentación. Y además conlleva una crisis de confianza, que va a provocar pérdida de inversiones.
En el sector turístico, saben bien que su recuperación dependerá, sobre todo de esto último. «Primero habrá que recuperar la enfermedad, luego el miedo», ha dicho el vicepresidente de la patronal turísitica Exceltur.
A diferencia del 2008, sin embargo, el sector financiero llega a esta crisis más saneado y si entonces fue el corazón del problema ahora puede ser parte de la solución. De la crisis del 2008 se salió con la determinación mundial de sanear y consolidar los pilares del sector financiero. De esta se saldrá posiblemente con el con el mismo propósito, pero referido a los sistemas públicos de salud de todo el mundo. Esa es una de las diferencias.
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