Opinión | Editorial

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La cultura, en situación crítica

El sector del libro alerta de la situación que origina el aplazamiento obligado de una jornada tan rentable y emblemática como Sant Jordi

Puesto de venta de libros

Puesto de venta de libros / periodico

Ya de por sí extremadamente frágil en nuestro país, el sector cultural ha entrado en una situación crítica por los efectos de la pandemia del covid-19. Se manifestó de entrada con el cierre de espacios de exhibición y distribución física, fueran teatros, cines, salas de exposiciones o librerías. El último golpe, ya esperado pero muy grave, fue el anuncio del aplazamiento de una jornada tan simbólica en Catalunya como la 'diada' de Sant Jordi. No le quedó otra posibilidad ante la cercanía del 23 de abril a la Cambra del Llibre, que engloba a las diferentes instancias del sector. Las tradicionales firmas de libros, los tenderetes de venta y la multitud en la calle se posponen en una fecha por concretar, antes de las vacaciones de verano, y obviamente en función de la evolución de la epidemia. No se descarta, con solo con las librerías abiertas, un 23 de abril a pequeña escala, que aún necesitaría una segunda gran convocatoria. Pero incluso así esto solo sería posible con los escenarios optimistas sobre la enfermedad.

Las cifras nos revelan la magnitud de la crisis: el 15% de las ventas de todo el año se producen el 23 de abril. El sector estima también que afronta la pérdida de la facturación de un cuatrimestre. En definitiva, temibles coordenadas que hacen más que justificadas las peticiones de ayuda a las administraciones, central, autonómicas y locales, para resistir. En ese sentido, quienes más necesitan ese respaldo de los poderes públicos son las pymes del sector o los puntos de venta de las <strong>librerías</strong>, tan damnificadas en los últimos años. A nadie se le oculta que esas librerías son un elemento indispensable del ecosistema cultural de cualquier ciudad. Y hoy tienen, además, seria competencia en las plataformas digitales de venta. Cuando todo pase, no las olvidemos, y volvamos a ellas.

Lamentablemente, el aplazamiento del Sant Jordi es un eslabón más en la cadena de afectaciones del coronavirus. Porque también están ya en juego los festivales de verano, un acto de primera dimensión en Catalunya. Por ejemplo, aplazar al 2021 la 50ª edición del prestigioso festival de Glastonbury, que debía celebrarse del 24 al 28 de junio, resulta un mal precedente para mantener las fechas del Primavera Sound y del Sónar