En sus manos

Martínez Almeida ha decidido actuar y no bajar a la refriega politica. Torra y Casado, no

José Luis Martínez Almeida

José Luis Martínez Almeida / periodico

Cristina Pardo

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La pandemia del coronavirus nos ha atropellado a todos, en el sentido de que lo que un día parecía relativamente grave, al día siguiente resulta que era gravísimo. Todos los ciudadanos, entre ellos políticos y periodistas, hemos ido reaccionando a golpes. Por la dificultad que entraña gestionar algo así, creo que es justo reconocer la labor de aquellos dirigentes que lo están haciendo bien. Al margen de nuestra responsabilidad personal, estamos en sus manos. Creo que entre todos ellos, destaca el alcalde de Madrid. Al menos, a día de hoy. José Luis Martínez Almeida es una persona que llegó al cargo un día por casualidad, cuando dimitió Esperanza Aguirre. La oposición se ha reído de él todo lo que ha querido y más, incluso con motes relativos a su físico. Una situación crítica es la que mide de verdad la capacidad de los líderes. Almeida ha ido tomando medidas sin aspavientos: cerrar parques, fumigar las calles, permitir temporalmente el aparcamiento gratuito en la ciudad... Y al mismo tiempo, ha concedido todas las entrevistas habidas y por haber. No se esconde, que sería probablemente lo más fácil, aunque también lo más equivocado.

Lo que me interesa destacar especialmente es que no entra al trapo de la refriega política, en la que sí se reboza con entusiasmo el 'president' de la Generalitat, Quim Torra. Por ejemplo, ante el desafortunado tuit de la 'exconsellera' Clara Ponsatí (“De Madrid al cielo”), el alcalde respondió que “el odio no salva vidas”, que “juntos saldremos adelante” y que “no hay un minuto que perder”. Ante la posibilidad de criticar la gestión del Gobierno, el alcalde lo descarta porque ahora eso “no nos conduce a nada”. Y no le tiembla el pulso para hablar sin medias tintas de la situación. De hecho, ha dejado claro que impondrá las restricciones que considere necesarias. Un político que en estos momentos decide aparcar la refriega del día a día, me parece interesante. Casado, por ejemplo, no lo ha hecho. Ya vendrán tiempos peores.