La gestión de la crisis

La ortodoxia por los suelos

No existe suficiente planificación a nivel estatal y europeo de escenarios para responder a pandemias previsibles, cuyo anticipo tuvimos con la gripe A y de la que no hemos aprendido

Descarga de camas y material sanitario en el Hospital del Mar

Descarga de camas y material sanitario en el Hospital del Mar / periodico

José Martínez Olmos

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La historia de la alerta sanitaria internacional por la pandemia causada por el covid-19 va a suponer un punto de inflexión en nuestra historia. Habrá un antes y un después de la pandemia porque el impacto en salud es muy relevante y el impacto en la economía y en la vida social es también de dimensiones inimaginables hace pocos días.

La preocupación es enorme: la economía se tambalea, las bolsas se hunden, las familias asistimos a un riesgo de precariedad y a un confinamiento que impacta nuestras vidas y cuestiona nuestras rutinas más consolidadas.

La ortodoxia sanitaria y económica ha saltado por los aires ante un fenómeno inédito en los tiempos modernos. El virus nos ha sorprendido a todos y cada día deja inservible cualquier análisis y cualquier pronóstico. El paso del tiempo nos hace adivinos de lo retrospectivo porque todos hemos fallado en los pronósticos. 

Nada volverá a ser igual. En la memoria colectiva de la sociedad quedarán los acontecimientos convulsos de unas semanas y meses del año 2020 que han golpeado y golpean la salud de miles de ciudadanos y la rutina diaria de millones de hogares y de familias.

La crisis del covid-19 ha puesto de manifiesto la importancia de disponer de una sanidad publica fuerte pero sobre todo, la importancia de planificar anticipadamente a nivel nacional y europeo diversos escenarios escalonados para responder a pandemias previsibles cuyo anticipo tuvimos en el 2009 con la gripe A y de la que no hemos querido aprender lo suficiente. 

La necesidad de disponer en España y Europa de reservas suficientes de material de protección para sanitarios y fuerzas de seguridad y protección civil o de equipamientos para cuidados críticos adecuados a escala de escenarios planificados para pandemias con impactos como la actual, porque era algo que entraba dentro de lo posible, aún cuando habría conllevado destinar partidas económicas relevantes que hoy aparecerían como una inversión con alta rentabilidad.

Coordinación compleja

La alerta sanitaria por el covid-19 cuestiona la ortodoxia de la actual gobernanza de nuestro federal Sistema Nacional de Salud, que hace complejo asegurar coordinación, cohesión y equidad.  También cuestiona la ortodoxia actual de los instrumentos institucionales de la Unión Europea para asegurar una respuesta coordinada y solidaria en emergencias de este tipo. Lo pude comprobar como secretario general de Sanidad en el caso de la pandemia por la gripe A donde fueron imposibles las peticiones que hicimos desde el Gobierno de España a compras comunes de material médico o respuestas comunes

Y que decir de la ortodoxia actual en la respuesta de una Organización Mundial de la Salud que, sin negar sus aportaciones positivas, aparece incapaz de disponer de más capacidad técnica y directiva en las alertas sanitarias internacionales, lo que a veces le lleva a aparecer como un relator periodístico de lo que acontece por estar atrapada en la lógica de la diplomacia que pretende no inmiscuirse en las decisiones soberanas de los estados.

En materia económica, la respuesta desde la ortodoxia liberal aparece cada vez como más inadecuada. Y va a resultar tanto o más decisiva que la respuesta sanitaria ya que esta, aún con dificultades, parece tener más instrumentos para vencer al virus que la economía para vencer a la recesión.