La reputación de la monarquía

Corinnavirus

Parece que la Casa Real se ha puesto las pilas. Es posible que hayan tardado demasiado, pero el silencio resultaba ya insostenible. El descalabro reputacional amenaza(ba) con dinamitar todo el crédito de la institución

Corinna zu Sayn-Wittgenstein, en Nueva York, en el 2016

Corinna zu Sayn-Wittgenstein, en Nueva York, en el 2016 / periodico

Carles Francino

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No sé si es efecto contagio, pero las drásticas medidas para frenar el avance del  coronavirus parecen haber puesto las pilas a la <strong>Casa Rea</strong>l. Es posible que hayan tardado demasiado, igual que el gobierno con la pandemia, pero el silencio resultaba ya insostenible. El descalabro reputacional que arrancó con la muerte de un elefante en Botsuana y ha acabado -de momento- con una supuesta corrupción a gran escala en Arabia Saudí amenaza(ba) con dinamitar todo el crédito de la institución; desde luego en la Bolsa de la confianza colectiva ha perdido más que el Ibex en la última semana.

Todo presunto, como diría Rajoy, pero escandalosamente llamativo. Porque 100 millones de supuesta mordida por parte de un jefe de Estado y de los que, en teoría, 65 fueron a parar al bolsillo de una compañera de alcoba, deja a las series de trama política más osadas de Netflix o HBO a la altura de un culebrón juvenil. Que la única respuesta fuera que <strong>Juan Carlos I es inviolable</strong> como rey (emérito) propulsa un tsunami de cabreo ciudadano que socava la teoría del utilitarismo democrático de la monarquía.

No hace falta ni bucear en la trayectoria de los Borbones para argumentarlo; eso se lo dejo a los académicos, y si además forman parte del Institut Nova Història –el de Cervantes, Velázquez, El Greco y Shakespeare como supuestos catalanes ilustres– igual salta la liebre y descubrimos que Fernando VII, además de un mastuerzo y un mojón contra el progreso, era de Reus.

No, con los de ahora ya tenemos madera de sobra. Porque cuando el covid-19 sea solo un mal recuerdo, el Corinnavirus puede seguir infectando los órganos vitales de este sistema llamado monarquía parlamentaria. Y ya se sabe que los virus pueden mutar, hacerse más peligrosos. 'The walking dead' empezó así y lleva 10 temporadas. Y ahí lo más grave ya no son los zombis –que también– sino cómo pueden reaccionar las personas sanas en situaciones extremas. Nada está escrito. Que conste en acta.