Al contrataque

Más que un videoclip

Pedro Sánchez debe liderar los llamamientos a la calma por el coronavirus. Menos videoclips, más liderazgo y más pedagogía

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Cristina Pardo

Cristina Pardo

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El presidente del Gobierno habló por primera vez del coronavirus a principios de febrero. <strong>Se había confirmado un caso en España, </strong>el de aquel turista alemán que estuvo aislado en La Gomera. A preguntas de los periodistas, de lejos y a gritos, se limitó a decir: “El coronavirus preocupa, pero estamos en buenas manos”. Después, a lo largo de algo más de un mes, aprovechó declaraciones apresuradas ante los medios en los pasillos del Senado u otro tipo de actos sobre asuntos varios, para elogiar el sistema sanitario español. Sánchez hizo una cosa bien, en mi opinión, que fue delegar la información sobre el coronavirus en pocos portavoces y bien asesorados por expertos.

Así, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y el director de emergencias sanitarias, Fernando Simón, se han convertido en los rostros habituales de la crisis para los españoles. Creo que su papel no es fácil, que es muy necesario, que se expresan bien y que lanzan mensajes simples y comprensibles. Dicho esto, entiendo que su labor diaria no debería ser incompatible con una presencia más activa del presidente del Gobierno. En una situación de estas características, parece evidente que la estrategia de comunicación por la que se optó fue la de perfil bajo para trasladar una imagen de normalidad. Sin embargo, este silencio, prolongado en el tiempo, termina generando más alarma que tranquilidad.

Quizá por eso, en las últimas horas se nos anunció que Sánchez iba a presidir la comisión de seguimiento del coronavirus y se hizo público un vídeo que lo demostraba, con ambientación musical incluida. Y ahí es cuando ya se empezó a patinar del todo. Ante la histeria y la perplejidad de la población, conviene dar un paso más en esa estrategia de calma no enseñando al presidente, sino haciéndole hablar. Por fin se ha producido esa comparecencia a última hora de este martes. Hace un tiempo, cuando España estaba al borde del rescate, los periodistas perseguíamos a Rajoy un día sí y otro también. Recuerdo una tarde, en el Senado precisamente, con la prima de riesgo de España totalmente disparada. Le pedimos al entonces presidente que lanzara un mensaje de tranquilidad a los ciudadanos. Él se giró y se dirigió en silencio a la puerta de atrás para huir de nuestras preguntas.

La imagen fue terrorífica y, lejos de aplacar los ánimos, nos trasladó la sensación de un presidente superado por las circunstancias. Al final, lo cierto es que daba más tranquilidad escuchar a Rajoy decir que se iba al fútbol porque la situación ya estaba encauzada, que verle salir corriendo ante preguntas sencillas. Sánchez debe liderar los llamamientos a la calma. Menos videoclips, más liderazgo y más pedagogía.