Efectos de la crisis y la vulnerabilidad

Variaciones de renta y suicidios

Los programas de ayudas económicas directas a las familias tienen la capacidad de minimizar las consecuencias de los impactos económicos negativos sobre la salud mental de la población

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Judit Vall

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Los suicidios van en aumento en todo el mundo y también en España. Entre 1999 y 2012, el número de suicidios en nuestro país se mantuvo, relativamente constante, entre 3.200 y 3.500 por año; en cambio, en 2013 y 2014 alcanzaron la cifra de 3.900 si bien en 2015 y 2016 bajó a 3.600. Por otra parte, aunque la evolución es muy similar en hombres y mujeres, los primeros  acumulan el 75 % de los casos. Cabe preguntarse qué podemos aportar, bajo el punto de vista de la economía, acerca del papel que desempeña la renta (y su variación) sobre los suicidios.

Antes de nada, es importante recordar que hay excelentes profesionales trabajando alrededor de ese asunto en diversos ámbitos, como la psicología, la medicina y la biología, entre otros, con perspectivas que tienen mucho más que decir que la de los economistas. Aun así, quiero darles a conocer algunos estudios que pueden aportar un poco de luz sobre el impacto de la variación de la renta sobre el suicidio, así como sobre las políticas económicas que ayudarían a estabilizar la renta de las familias y, en consecuencia, a contener la cantidad de suicidios que se producen.

Los efectos de la recesión

Quiero empezar con un artículo de los profesores Lidia Farré, Francesco Fasani y Hannes Mueller que muestra los efectos de la recesión sobre la salud mental de las personas. Los autores parten del colapso del sector de la construcción en España ocurrido a partir del 2008 para comparar la salud mental de los trabajadores en provincias más y menos afectadas por la recesión. Sus resultados son claros y preocupantes: el aumento en 10 puntos porcentuales en la tasa de paro se traduce en un incremento en 3 puntos porcentuales en la probabilidad de que aparezcan sentimientos de estrés, desesperanza e inutilidad. Al mismo tiempo, los suicidios aumentan en tres muertes por cada 100.000 personas.

Un estudio de las profesoras Beatriz López Valcárcel y Rosa Urbanos aporta otro dato importante: los efectos de la crisis económica sobre la salud mental son mayores en personas que han pasado más tiempo desempleadas.

Partiendo de los resultados de los estudios mencionados tiene sentido plantearse si mediante políticas públicas se puede ayudar a revertir o a mejorar la situación? Aquí viene la nota positiva (o menos negativa): un estudio reciente analiza, usando datos de Indonesia, el efecto que puede tener sobre la tasa de suicidio la introducción de ayudas económicas a las familias más pobres. En ese caso, los autores observan que la tasa de suicidios se reduce en el 18 % gracias al programa, que se dirigió al 10 % de la población indonesia más pobre.

En el estudio se describe que la productividad agrícola afecta a la tasa de suicidios y que esta aumenta en épocas y regiones más castigadas por fenómenos meteorológicos que afectan negativamente la productividad agrícola. Desde mi punto de vista, la parte más importante del trabajo es la demostración de que el programa de ayudas económicas es capaz de mitigar el aumento de la tasa de suicidios en las regiones afectadas por la disminución de las cosechas. Por lo tanto, se confirma que los programas públicos de bienestar social -en particular, los programas de ayudas económicas directas a las familias- tienen la capacidad de minimizar las consecuencias de los impactos económicos negativos sobre la salud mental de la población. Obviamente, el mecanismo que hay tras el éxito de este tipo de programas es que, gracias a ellos, las familias pueden mantener un nivel de vida constante a pesar de las malas condiciones económicas, con la consiguiente reducción del estrés y de la ansiedad en las personas afectadas.

Los fenómenos meteorológicos devastadores

Cabe señalar que la novedad que aporta el estudio es la demostración de que la cadena de acontecimientos llega a afectar a la probabilidad de cometer suicidio, hecho que me parece extrapolable a los casos de fenómenos meteorológicos devastadores para algunas economías locales como, por ejemplo, el reciente caso de la tormenta 'Gloria'.

Asimismo, algunos de los programas sociales que han sido ampliamente debatidos y criticados en nuestro país, como el de la renta garantizada de ciudadanía, son claros candidatos a ejercer tal función protectora de la salud mental de la población. En concreto, el objetivo principal de la renta garantizada de ciudadanía es asegurar los recursos económicos mínimos para que las personas que se encuentran en situación de pobreza lleven una vida digna. Y esa descripción es bastante parecida a la de las ayudas económicas evaluadas en el estudio de Indonesia.