Al contrataque

Gente hablando

El enconamiento que imprimen los partidos políticos a sus argumentarios y la pasión mediática por la bronca lo acaba contaminando casi todo

Una pareja hablando en el sofá

Una pareja hablando en el sofá / periodico

Carles Francino

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Hace tiempo que la vida cotidiana no siempre me cuadra con lo que se cuenta a través de los medios, o de las redes sociales. En la realidad publicada -o viralizada-, los debates sobre cualquier asunto espinoso suelen librarse a pedrada limpia. Puede ser el feminismo, la inmigración, la educación, el fútbol, el salario mínimo, la religión o la libertad sexual; no digamos ya el 'procés'.

Está visto que el enconamiento que imprimen los partidos políticos a sus argumentarios y la pasión mediática por la bronca lo acaba contaminando casi todo. Hoy cotizan alto los aguerridos, los épicos, los tremendistas. Son los reyes del cotarro. ¡Al enemigo, ni agua! Si la empatía fuese un animal ya estaría declarado en peligro de extinción. Por eso, si un marciano aterrizase hoy pensaría que estamos al borde de un conflicto civil; y seguramente se volvería a su casa. Pero si el marciano se guiara solo por esa realidad publicada o viralizada no tendría un diagnóstico correcto; como tampoco lo tienen quienes intentan estabularnos en burbujas estancas a base de exigirnos adhesiones inquebrantables.

Discusiones sin maniqueísmos

No sé ustedes, pero en la otra vida -en la real- mi día a día con los compañeros de trabajo, con familiares, con amigos o con simples conocidos -incluso desconocidos- no siempre se rige por estos códigos; más bien al contrario. Y he descubierto una joyita en forma de serie que lo reivindica. Se llama 'Gente hablando' y su autor, <strong>Álvaro Carmona</strong>, ha conseguido algo valiosísimo: recrear discusiones sin maniqueísmos; sin buenos ni malos; sin conducir al espectador a ningún lugar concreto. Que cada uno espabile y saque sus conclusiones porque resulta que hay argumentos sólidos en ambos lados y nadie niega al otro el derecho a defender ideas propias.

La historia de un mendigo y el hombre que le ha dado una pequeña limosna para el café es maravillosa; ¿por qué nos molesta tanto mirar a los pobres? Pero es que el caso de dos hermanos que discrepan sobre si respetar o no la última voluntad de su madre moribunda es un sano ejercicio sobre ética y realidad. O la peripecia de dos aspirantes a El Rubius, con un canal de chichinabo en YouTube; la frase: “Tener cero seguidores es poético, pero tener 36 es ridículo”, me parece genial. ¡Y encima te ríes!

'Gente hablando' está en la plataforma Flooxer y sugiero que se utilice como material escolar. Aunque ya puestos a dar ideas, propongo también a sus responsables un capítulo que podría titularse 'Gente hablando… donde no debe'. La otra noche en el teatro, viendo 'El método Grönholm', un espectador de edad ya madura tuvo los redaños de responder a una llamada de móvil en plena función. No le linchamos por no quedar mal con el marciano.