Dos miradas

Sin paz para el machista

La lucha feminista ha hecho caer al aparentemente intocable Wenstein. Conviene tenerlo presente para recordar el poder de la unión

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Emma Riverola

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El #MeToo se ha convertido en el arma de millones de mujeres. No son pocos los que lo temen. Tampoco los que lo ridiculizan. Es irónico. Un movimiento basado en reconocerse como víctima, en decir "yo también he sufrido abusos, yo también he sido acosada", se ha demostrado más potente que esos cuerpos cargados de poder que han querido imponer su voluntad. El #MeToo grita ¡basta!, pero también unión, solidaridad y reconocimientoHarvey Weinstein ya ha caído, el todopoderoso productor de Hollywood ha sido sentenciado por violación.

Ni en sus peores sueños pudo imaginar que esos cuerpos que creía tan débiles, esos que sometía sin ni quiera remordimientos, serían los que acabarían con su imperio. El ídolo caído es un aviso para todos aquellos que aún creen que pueden someter voluntades y cuerpos. Eran otros tiempos, vino a decir Plácido Domingo ante las acusaciones de acoso sexual. Es cierto. Y esos tiempos ya han acabado. No debe haber paz para el machista.

Nos acercamos al 8-M. La lucha feminista ha hecho caer al aparentemente intocable Wenstein. Conviene tenerlo presente para recordar el poder de la unión.