Panorama económico

¿Riesgos o reversión de la globalización?

A buen seguro, la emergencia del coronavirus, y las complicaciones que ha causado a multitud de sectores y empresas, será utilizada como un elemento más para justificar la retirada de la globalización hacia las fronteras occidentales

Ilustración de Monra

Ilustración de Monra / periodico

Josep Oliver Alonso

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Estos últimos días han emergido con dureza las primeras consecuencias del coronaviruslas caídas de las bolsas asiáticas, europeas y americanas no se veían desde los peores momentos de la crisis allá por el 2008, a las que hay que añadir revisiones a la baja del crecimiento mundial para el 2020 y, quizá, para el 2021. Pero no todo se explica por la epidemia: otros factores dan razón de algunos de los acontecimientos que vivimos estos días.

Conviene recordar que, antes de las primeras señales del Cov-19 en China, los diagnósticos sobre el futuro de la economía global no eran particularmente optimistas. Ya el FMI, el pasado 20 de enero, en su actualización del World Economic Outlook, reducía el crecimiento del PIB mundial para 2020 al 3,3%. Una revisión a la baja que tenía lugar a pesar de que el conflicto comercial chino-norteamericano se encaminaba a una tregua. Y de que, además, estuvieran en marcha las medidas de estímulo monetario (reducción de tipos de interés y compra de activos) que las bancas centrales de los principales países habían puesto en marcha en otoño pasado, justamente para evitar una recesión.

Lógicamente, esta desaceleración afectó también a la economía española: el Gobierno de Sánchez ha situado en un modesto 1,6% el avance esperado del PIB para el 2020 y en el 1,5% para 2021, lejos de casi el 3% alcanzado en 2015-18 o del 2,0% de 2019; y en el mismo sentido se han encaminado las previsiones de la Comisión Europea  del pasado 13 de febrero (Winter Economic Forecast).

Sumen a estas menores expectativas de crecimiento los temores que generaban los continuos máximos históricos de las bolsas, las americanas en particular. Unos registros que comenzaban a generar ‘mal de altura’ por el convencimiento de que, tras los mismos, se encontraba la enorme marea de liquidez extremadamente barata generada por los bancos centrales. De hecho, cada vez que la Reserva Federal (Fed) americana ha amenazado con elevar tipos de interés o reducir su política de expansión monetaria, las caídas bursátiles han hecho revertir sus decisiones: lo que sucedió entre diciembre del 2018 (cuando la Fed anunció que iba a endurecer su política) y enero del 2019 (cuando se desdijo de sus intenciones) fue un buen ejemplo de la estrecha relación entre alzas bursátiles y laxa política monetaria. En este contexto, una corrección era más que esperable.

Guerra fría comercial

Pero hay más. En particular, la nueva visión que emana de los EEUU de Trump: la globalización ha ido demasiado lejos (para los intereses americanos, se entiende), y es hora de frenar la emergencia de la China. Ello implica una nueva y distinta guerra fría, que obliga a amigos y aliados de los EEUU a buscar el amparo americano, lo que ha comenzado a levantar ampollas en los principales países europeos, en particular en el uso del 5G de Huawei.

En todo caso, era difícil imaginar que EEUU contemplara impávido cómo China se iba configurando como la primera potencia del planeta para el 2040 y más allá. A buen seguro que la emergencia del coronavirus, y las complicaciones que ha causado a multitud de sectores y empresas, será utilizada como un elemento más para justificar la retirada de la globalización hacia las fronteras occidentales. Una marcada tendencia a deshacer la globalización está en curso.

En suma, unas perspectivas a la baja y unas bolsas excesivamente hinchadas son el trasfondo del choque del coronavirus. Y, en particular, su impacto sobre el crecimiento de China, Japón y Corea y, por extensión, sobre el del resto del mundo: la OCDE ha reducido esta semana su previsión de crecimiento del PIB global para el 2020 del 2,9% al 2,4% actual, advirtiendo de que podría caer, si no se detiene la epidemia rápidamente, al 1,5%.  Riesgos de la globalización, sin duda: cuanto más interconectada está la economía mundial, más vulnerable es a cambios en alguno de sus parámetros.

Ralentización del crecimiento global, excesos bursátiles, intereses de EEUU de revertir el poder de China… Unas bases inestables definían ya, antes de la epidemia, nuestro próximo futuro. Y sobre estas arenas movedizas ha actuado el coronavirus. ¿Peligros de la globalización? Cierto que el Cov-19 lo es. Pero bajo el mismo subyacen otros riesgos tanto o más relevantes. En el corto y medio plazo, los negativos efectos de la expansión monetaria de la última década; más allá, marcha atrás en la globalización. Porque, ahora hay que recordarlo, China ha sido su gran beneficiaria. Y eso tanto republicanos como demócratas americanos lo saben. Lo dicho: ¿riesgos o reversión de la globalización? Ambos.