LA ESTRATEGIA DE PUIGDEMONT

Gol... ¿en propia meta?

Es en la división electoral del espacio posconvergente donde muchos depositan las esperanzas de cantar finalmente victoria

El 'expresident' Carles Puigdemont, en un acto político en Perpinyà.

El 'expresident' Carles Puigdemont, en un acto político en Perpinyà. / periodico

Toni Aira

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El gran sociólogo Giovanni Sartori nos describió como especie en clave de Homo Videns, homínidos que hacen la mayor parte del tiempo como si ver quisiera decir entender. Y no. En este marco es como una fotografía de impacto, con buen ángulo y bien buscada puede vender toda una historia que no necesariamente retrata lo que está pasando en realidad. La instantánea del fotógrafo Jordi Borràs, que él mismo colgó en redes acompañada de la palabra "GOL" y con Carles Puigdemont de protagonista ante la <strong>multitud independentista</strong> en <strong>Perpinyà</strong> viene a ser exactamente eso, en clave de interpretación del momento político que estamos viviendo.

La imagen nos mostraba a Puigdemont, solo, saludando a una gran concentración de seguidores independentistas que le aplaudían, con políticos como los presidentes Artur Mas y Quim Torra, el 'conseller' Jordi Puigneró o el vicepresidente del Parlament Josep Costa en primera fila. "Gol". Y algunos de los más altos protagonistas políticos de la estampa retuitearon esta foto hecha tuit. La acogida en redes fue buenísima y la imagen fue descrita rápidamente por muchos como icónica de este nuevo "momento histórico". Y seguramente es así. Pero, el gol ¿de quién había sido y contra quién?

¿Gol del independentismo al Estado? ¿De una parte del independentismo a otra facción del movimiento, en clave de firmes creyentes contra pragmáticos de la escuela de Santo Tomás? ¿Gol de un aclamado Puigdemont a un pitado Oriol Junqueras? ¿Gol del puigdemontismo contra sus escépticos del PDECat? Podría haber sido uno de ellos, tal vez otro, o incluso el conjunto del abanico de opciones, ya que los partidos que ahora mismo se juegan en paralelo en la política catalana son unos cuantos.

Este lunes, que en el entorno del vicepresidente Pere Aragonès esperaban que sirviera para ir rebajando "la espuma de la euforia convergente del fin de semana", el presidente del PDECat, David Bonvehí, ha tomado rumbo a Waterloo para encontrarse con Puigdemont. De este martes no debería pasar, se prevé, que el líder carismático y el máximo responsable orgánico del partido que actualmente mantiene la estructura de Junts per Catalunya sepan si el invento como ha sido hasta ahora tiene recorrido o, por el contrario, fecha de caducidad cercana.

Un momento dulce

Esta semana puede ser decisiva. Porque si bien es cierto que los considerados como moderados del espacio posconvergente aseguran que mantienen "la posición" respecto de lo que tenían previsto plantearle a Puigdemont ya antes del acto del sábado, es obvio que esta semana se encuentran a un 'expresident' en un momento dulce y especialmente espoleado por su entorno. Más de lo habitual, si cabe.

Pero, ojo. Si fruto de la euforia del momento, de confundir una gran manifestación con el conjunto del votante (soberanista), el presidente en el exilio acaba despreciando la necesidad de llegar a un acuerdo que integre al PDECat en condiciones no humillantes a su espacio político, tal vez al final el gol lo habrá hecho en propia puerta, porque es en la división electoral de este espacio donde muchos depositan las esperanzas de cantar finalmente victoria.