Movimientos del ánimo

Los enfados saludables

Dicen, a tenor de los resultados de un estudio, que enfadarse durante un periodo corto de tiempo es bueno para el corazón y el sistema digestivo

Allegri exterioriza su enfado cuando el Carpi estuvo a punto de empatar

Allegri exterioriza su enfado cuando el Carpi estuvo a punto de empatar / periodico

Carles Sans

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La ciencia no deja de sorprenderme. Ahora resulta que, a tenor de los resultados de un estudio, enfadarse durante un periodo corto de tiempo puede resultar beneficioso para la salud. Aquello que parece tan indeseable por las consecuencias que conlleva, dicen que es bueno para el corazón y el sistema digestivo. El estudio no especifica cuánto tiempo es saludable y a partir de qué periodo ya no lo es.

Hace algunos años en el espectáculo '<strong>Garrick</strong>' interpretamos un 'sketch' en el cual dos individuos se encuentran en la calle después de muchos años; se saludan afectuosamente y poco después uno de ellos le entra la duda de si dejaron de verse por un enfado. Cada uno comienza a hurgar en su memoria, y en efecto, se dan cuenta de que así fue, que se dejaron de hablar, e inmediatamente pasan de la cordialidad al hostigamiento. En vez de relativizar esas disputas ya olvidadas, cada uno se vuelve a enojar y reemprenden su camino con el enfado reavivado.

Según la RAE, el enfado se define como “enojo o movimiento del ánimo que suscita ira”. No me parece una definición del todo exacta: enfadarse no siempre conlleva ira. Hay enfados sin ira, de esos que calan en silencio y se guardan por mucho tiempo. Un día, en mitad de una discusión, me asaltó la duda de si nos enfadamos porque discutimos o discutimos porque nos enfadamos. El enfado siempre aparece por una razón subjetiva: hay a quien le enfadan cosas que otra gente apenas si les da importancia. Algunos, como yo, nos enfadamos e inmediatamente nos sentimos mal por ello. Me molesta más perdurar el enfado que hacer el esfuerzo de desenfadarme. Rehuyo las discusiones largas y detesto los enfados eternos. Y eso me alegra, porque, según el estudio al que he hecho referencia, beneficia a mi salud. Hay personas que por orgullo o rencor son incapaces de desenfadarse en poco tiempo. Conocí a una con la capacidad de enfadarse y retirar la palabra de por vida a quien le cabrease.

¿Se ha preguntado usted alguna vez a cuántas personas le ha retirado la palabra a lo largo de su vida? Quizá la respuesta le ayude a situarse del lado de quienes se enfadan saludablemente o de quienes se están jugando la salud.