IDEAS

Sobre las viejas y las feas

Martha Cooper y Vivien Goldman: ellas son el grafiti y el punk

Icult   Martha Cooper

Icult Martha Cooper / periodico

Lucía Lijtmaer

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"No me siento muy cómoda con la idea de que alguien me considere un icono o una leyenda", dice Martha Cooper. "Nunca seré un 'google doodle', ¡ya ves, a qué poco aspiro!", ríe. Esta es una de las tantas anécdotas que deja 'Martha: A picture story', el documental que se estrena ahora sobre la vida y la obra de la fotógrafa Martha Cooper, legendaria a pesar de sí misma por sus imágenes de grafitis en los años setenta. Cooper tiene 77 años.

La historia es excepcional: la becaria del 'National Geographic' que acaba como fotógrafa en el 'New York Post' y que, en su tiempo libre, se dedica a captar el arte urbano y la gentrificación estadounidense, hasta convertirse en la autora de la 'biblia del grafiti'.

La vida de Martha podría ser una buena historia para contar en esta columna. De hecho lo iba a ser. También está la de Vivien Goldman, que acaba de publicar el libro 'La venganza de las punks', editado por Contra. Hay tanta historia indispensable en sus páginas que solamente la introducción establece las claves de todo lo que vendrá: "¡Las mujeres no hacen música! ¡Las mujeres no leen prensa musical! El subtexto era: aunque lo hicieran son tan irrelevantes que ¿por qué molestarse y escribir sobre ellas?". Goldman tiene 68 años.

Es esta última frase la que me hace cambiar de idea, la que resuena ahora que se inicia la compleja semana del 8-M. Casi todo el mundo estará de acuerdo que algo ha cambiado. ¿Acaso no se escribe sobre mujeres? ¿Acaso ellas no escriben y reescriben, por fin, la historia? ¿Acaso no están presentes por derecho propio en los medios? Hasta la más pesimista, en estos tiempos agitados, convendrá que sí.

Volviendo a Goldman: una anécdota de entre tantas da la clave de uno de los males contemporáneos, la asimilación. "artistas como Poly Styrene, con su pelo encrespado y su aparato dental habrían sido consideradas infollables y por tanto no comercializables". Quizás hay que empezar a observar quien copa, en estos tiempos, las portadas de esta nueva oleada feminista. Y dejar paso -no solo beber de ellas- a las viejas, las feas, las infollables y las no comercializables. Bien sabemos que muchos medios no lo harán.