Perspectivas empresariales

Moderadamente optimistas o pesimistas

Exterior del recinto donde debía celebrarse el Mobile World Congress (MWC), tras su cancelación por la crisis del coronavirus, el pasado 13 de febrero

Exterior del recinto donde debía celebrarse el Mobile World Congress (MWC), tras su cancelación por la crisis del coronavirus, el pasado 13 de febrero / periodico

Anna Cristeto

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Consumidos los dos primeros meses del año, brotan las primeras medidas económicas y la suerte de los Presupuestos españoles corre pareja a la de una mesa de diálogo que acaba de dar sus primeros pasos. A pesar de sus detractores, se ha dado el visto bueno al techo de gasto y la aprobación de las cuentas catalanas, ya encarriladas, marcará el inicio de la campaña autonómica.

También ha entrado en escena el coronavirus, que ha puesto en alerta a autoridades sanitarias y ha sacudido a los mercados. Tras su irrupción, las empresas se han apresurado en redefinir sus planes y cancelar su asistencia a eventos de primer orden. La suspensión del Mobile World Congress fue solo la primera de una cascada de anulaciones. El Salón del Automóvil de Ginebra, uno de los referentes del sector, no abrirá este lunes sus puertas, como tampoco lo hará el miércoles la feria internacional de turismo de Berlín. Causas de fuerza mayor ante la expansión de la epidemia.

Informe solo apto para moderados

Este contexto global invitaría a un cierto pesimismo, aunque es muy pronto para saber la factura final del coronavirus: dependerá de lo que dure y de las medidas que se adopten. Las perspectivas económicas mundiales siguen inmersas en la incertidumbre y las economías española y catalana no son inmunes. El informe 'Perspectivas 2020 sobre Catalunya', de la firma KPMG –realizado entre noviembre y enero y previo, por tanto, al coronavirus–, arroja un resultado solo apto para moderados, sean optimistas o pesimistas.

Los directivos catalanes han dado "muestras de pericia" para adaptarse a los cambios

El vaso medio lleno de los empresarios catalanes se refleja en sus previsiones de negocio: el 70% prevé aumentar ventas este año, por encima del 58% del promedio español. Otro 51% contempla más inversiones y el 40% espera aumentar plantilla. Pero si se amplía el foco a la coyuntura económica catalana, las perspectivas son menos esperanzadoras: el 55% cree que ahora la situación es regular y el 29% la ve simplemente buena. No obstante, la previsión para los próximos 12 meses de los empresarios dibuja un diagnóstico más negro: el 42% cree que la economía catalana empeorará, tres puntos más que el pasado año.

El optimismo empieza a flaquear cuando se pulsa la tecla del impacto de la política en sus negocios. Una parte considerable del empresariado hace tiempo que reconoce que de los políticos espera más bien poco aunque como mínimo reclama que no se le perjudique. Según el informe, el 56% cree que la situación política le afectó negativamente en el 2019; el 72% a nivel español. Consideran que ha afectado a la imagen del país (64%) y que se ha paralizado alguna inversión o contrataciones. Es cierto que el 48% afirma que no tuvo consecuencia alguna; en España este porcentaje se reduce a una cuarta parte.

Tratar de tejer puentes

Es un resultado dual que demuestra que los directivos catalanes han dado "muestras de pericia" para adaptarse a los cambios constantes. Sea destreza, resiliencia o constancia, el entorno político desde el 2017, o incluso antes, no ha contribuido a que la economía catalana se mantenga como punta de lanza en el contexto español. Los agentes socioeconómicos catalanes lo han advertido y han sido los primeros interesados en tratar de tejer puentes para atemperar el conflicto político. Son conscientes de que a la convulsión del plano doméstico se suma un contexto de incertidumbre y desaceleración mundial condicionado por guerras comerciales y motivaciones geoestratégicas.

Este 2020 no debería ser un mal año si se mide con este termómetro empresarial. El parón político del 2019 en España pasó factura y cabe esperar que en Catalunya, despejados los presupuestos, los comicios anunciados no se demoren en función de estrategias electorales pues convendría no malgastar ni un minuto.