Alarma sanitaria internacional

La ciencia del coronavirus

Las medidas que se deben tomar pueden tener efectos sobre la vida cotidiana de miles de ciudadanos, por lo que la vigilancia y la información deben ser inmediatas, con calidad científica y transparentes

Ilustración de Monra

Ilustración de Monra / periodico

Pere Puigdomènech

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La infección de poblaciones chinas por un nuevo virus de la familia de los coronavirus ha acabado produciendo una alarma sanitaria de alcance global y una disrupción generalizada de la economía, por las medidas de prevención que se están tomando. Esta no es la primera infección generalizada por coronavirus y no será, probablemente, la última. Para combatirla es imprescindible conocer los orígenes del virus, sus efectos, cómo evitarla y, si es posible, tratarla. Y ser conscientes también de que para ello debemos disponer de infraestructuras médicas adecuadas, pero también de la información más sólida posible, y esta es la que proporciona la ciencia. Esta actúa en dos direcciones, el estudio de la epidemiología para saber cómo se transmite el virus y sus efectos sobre los humanos y el de su biología hasta los niveles moleculares.

Quizá no ayuda demasiado en este momento, cuando estamos preocupados por las infecciones del nuevo coronavirus, recordar que en los últimos años ya ha habido alarmas por virus similares, como el SARS, que apareció en China hacia el 2003, y el MERS, que fue detectado en Arabia Saudí en el 2012, y que fueron finalmente controlados. Lo ideal sería que o bien estos brotes no sucedieran o que tuviéramos vacunas o tratamientos a punto para cuando pasen, pero esto es muy difícil. Los virus mantienen sus capacidades infectivas gracias a que cambian (mutan) de manera continua. Y lo hacen pasando a los humanos desde algunos animales, salvajes o domesticados. En el caso de estos virus coronavirus es posible que se encuentren en estado latente en los murciélagos. En consecuencia, si se quieren evitar nuevas infecciones hay que minimizar su llegada, sobre todo aplicando el máximo de higiene en el contacto con animales.

Desde el primer momento del brote actual, la ciencia ha ido actuando a la máxima velocidad posible. A pocos días de los brotes ya se anunciaba la obtención del genoma del virus, que es de ARN. Es una información muy importante para desarrollar técnicas cuidadosas de diagnóstico. Y también ha permitido el diseño de posibles vacunas de las que ya han aparecido los primeros resultados. Para su llegada al uso clínico deberán demostrar su eficacia y su seguridad, y esto necesita meses de trabajo. También se están probando los diferentes tratamientos contra virus que existen, aunque no es por ahora contra este virus en particular.

De un lugar a otro del planeta

Los datos epidemiológicos son también esenciales porque nos dicen la probabilidad de que el virus pase de una persona a otra, por qué vía y sus efectos sobre la gente. Estos datos pueden permitir predecir cómo se puede extender la epidemia y cuáles son las medidas más eficaces para evitarlo. Las principales revistas médicas del mundo y páginas web están poniendo a disposición de todos los últimos datos y los análisis de las medidas que hay que tomar. La cuarentena ha sido la forma tradicional de limitar la extensión de las epidemias. Antes, cuando se tardaban semanas en ir de un lugar a otro, esto se hacía fácilmente, pero también había lugares para aislar a los pacientes de algunas enfermedades. Con la aviación tardamos menos de un día en ir de un lugar a otro del planeta y necesitamos sistemas globales de análisis y de decisión de las medidas a tomar. Esta es la función de la Organización Mundial de la Salud.

Emergencias por infecciones, sobre todo por virus, es muy probable que aparezcan siempre. En nuestro mundo globalizado puede ser difícil alcanzar niveles suficientes de higiene en todas partes, mientras que, al mismo tiempo, podemos viajar de un lugar a otro de forma rápida y fácil. Las medidas que se deben tomar en estos casos pueden tener efectos sobre la vida cotidiana de miles de ciudadanos. Por lo tanto, la vigilancia y la información deben ser inmediatas y producidas con el máximo de calidad científica y de transparencia.

Y es aquí donde vemos el valor de estructuras globales que deben estar bien informadas y deben tener claros protocolos de actuación alejados de presiones políticas. Pero el nivel global no es suficiente. A nivel local tenemos que disponer de estructuras de salud pública bien dotadas, que tengan una autoridad elevada basada en la evidencia científica, la transparencia y el conocimiento de los factores de riesgo. Todos juntos debemos buscar la manera de que esta información llegue a todos y sea la base de las decisiones que se tomen. Es un requisito indispensable para que la ciudadanía acepte medidas que afectan a su vida cotidiana y que son la manera de detener epidemias como la actual.