IDEAS

Aunque nos creamos especiales

Filmin estrena un documental sobre Sergio Algora, poeta y líder de El Niño Gusano

Sergio Algora, líder de El Niño Gusano.

Sergio Algora, líder de El Niño Gusano. / periodico

Miqui Otero

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Cada vez que uno piensa que tuvieron que primero cruzarse y luego cruzar sus manos y luego enzarzarse, incluso quererse, dos personas entre los más de 7.000 millones de seres humanos de todo el planeta, para que un espermatozoide remontara corrientes demoniacas, distancias mil veces mayores a su longitud, con el fin de imponerse a 250 millones de compañeros de eyaculación, de esos dos segundos de jadeo final, me parece absolutamente inverosímil (y una suerte feliz) que haya podido pisar este mundo alguien como Sergio Algora.

Que lo abandonara demasiado pronto, a los 39 años y hace más de diez, es una pena, pero que existiera es una alegría mucho mayor.

Cualquier excusa es buena para hablar de este Boris Vian maño (vivió y murió y escribió y musicó la vida como él) y en esta ocasión se acaba de estrenar en Filmin un documental sobre su vida: 'Champán para todos', dirigido por Lola Lapaz, repasa su cara como poeta y también como músico, al frente de grupos tan raros (por excepcionales y únicos) como El Niño Gusano.

Filmin estrena un documental sobre Sergio Algora, poeta y líder de El Niño Gusano

El título hace referencia a una de sus frases favoritas: decía "Sergio Algora ha muerto. Champán para todos". No era su única ocurrencia. Cuando entraba en su bar, solía gritar: “¿Queréis ver las estrellas?” y entonces se bajaba los pantalones y enseñaba unos calzoncillos estampados de estrellas. Lo llamaban “el sereno”, aunque no paraba quieto, pero eso era porque tenía las llaves de casa de decenas de amigos de la ciudad. Decía que las cosas eran chulas o níquel y la vida, si orbitabas alrededor de su luz, lo era. Lo dicen todos. Lo ha escrito maravillosamente Aloma Rodríguez en un libro, 'Fran Nixon' en varios relatos y ahora también lo ha filmado esta película.     

Sergio Algora padecía una dolencia en el corazón. Una cicatriz remontaba su esternón y se había operado hacía poco. La posibilidad del desenlace estaba ahí pero él la desafiaba cantando fuera de tiempo y época sus mejores versos. Un jardín en cada poro. También fabriqué un dado, con la palabra hoy en cada lado. Aunque nos creamos especiales, todos preguntamos los nombres de las calles. Queremos saber dónde nos fabrican, nos faltan piezas. El hombre es un corazón que no late y el corazón es un hombre que se va a parar. Champán para todos.

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