Una puerta a la infancia

La infancia, esa época dorada de nuestras vidas que de tan corta es eterna. Ese parpadeo de magia en el que no queremos encajar en el mundo sino construir el nuestro, con cohetes espaciales, dragones y hechiceras. Ese regalo que aprendemos a valorar con el tiempo, empapándonos en nostalgia, leyendo libros, viendo películas y series que nos guiñan un ojo y nos invitan a recordar.

Solo los niños entrarán en Narnia, solo ellos podrán sobrevolar Nunca Jamás, ver lo invisible, creer en lo imposible, aprender a hablar el idioma de la imaginación

'Locke & Key', un cómic de Joe Hill ilustrado por Gabriel Rodríguez, es ahora una serie de Netflix que nos cuenta la aventura de una familia que vuelve a la casa de sus antepasados tras la muerte del padre. Esta casa, que se erige solitaria entre los murmullos y leyendas de un pequeño pueblo, oculta un universo de fantasía por explorar en forma de llaves que abren puertas llenas de maravillas y peligros. Las llaves son tanto herramientas como armas, según el uso, como todo. Y los niños, herederos del misterio y guardianes de las llaves, deberán luchar para mantenerlas a salvo sin la ayuda de los adultos, los cuales a pesar de ser expuestos a la magia, olvidan todo lo relacionado con ella.

Los niños, que nacen maravillosamente ajenos al mundo, deberán salvarlo y nosotros, los adultos que nos pensamos tan sabios, debemos ser salvados. Nosotros, que los educamos, los censuramos, los modelamos a nuestra imagen y semejanza, todo para que encajen en el complejo puzzle de la sociedad que hemos aprendido a distinguir como nuestro, nos hemos convertido en eslabones de una eterna cadena que aprisiona, ahoga y mata la imaginación, generación tras generación. Alguno se escapa, valiente con suerte, pero los demás seguimos la cadencia de un baile sádicamente civilizado que nos acuna hasta la muerte.

Solo los niños entrarán en Narnia, solo ellos podrán sobrevolar Nunca Jamás y olvidarse del mundo. Solo aquellos que no quieren ni pretenden saberlo todo podrán ver lo invisible, creer en lo imposible, aprender a hablar el idioma de la imaginación y discurrir en mundos infinitos. Solo ellos podrán hacer y ser lo que nosotros ya no somos capaces de imaginar. Solo ellos nos pueden salvar de nosotros mismos.