Giro conservador en un país clave clave de Oriente Medio

Trump votó en Irán

Los reformistas, expulsados de las listas electorales casi en un 90% por el Consejo de la Revolución, son los únicos que han pagado el empeño del mandatario estadounidense por doblegar a la república islámica.

Ilustración opinión 'Trump votó en Irán' de GEORGINA HIGUERAS

Ilustración opinión 'Trump votó en Irán' de GEORGINA HIGUERAS / Alex R. Fischer

Georgina Higueras

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Las elecciones celebradas en Irán han llenado el Parlamento de conservadores y enrocan el régimen en torno al líder supremo, el ayatolá Alí Jamenéi, al tiempo que aíslan al presidente Hasan Rohaní y le cortan las posibilidades de seguir negociando con Europa una salida a las sanciones impuestas por Donald Trump. Los reformistas, expulsados de las listas electorales casi en un 90% por el Consejo de la Revolución, son los únicos que han pagado el empeño de Trump por doblegar a la república islámica.

De política exterior no se habló en una campaña electoral centrada en cómo contener el precio de la cesta de la compra y de las necesidades básicas de los 80 millones de iranís, después del estallido de protestas que incendió el país el pasado noviembre, tras el anuncio de Rohaní de incrementar el precio de la gasolina un 50%. Sin embargo, fue la sombra que envolvió las elecciones y decidió el voto.

Una enorme abstención

El llamamiento reformista al boicot, el coronavirus que ha matado a varios iranís, y la apatía de los electores potenciaron la abstención. Solo votó el 42% de los electores, el porcentaje más bajo desde el triunfo de la revolución, en 1979. Hace cuatro años, los reformistas convencieron a la población de que la apertura y un mejor nivel de vida eran posible. Acudió a las urnas el 62% de los inscritos, que les concedieron una importante victoria, 41%, frente al 29% de los conservadores y 28% de independientes. La enorme abstención del viernes certifica el fracaso de la facción más radical del régimen.

La presión de Trump para asfixiar a Teherán y lograr la renegociación del acuerdo nuclear, firmado por Obama en el 2015, han colocado a los dos países al filo del abismo de una guerra. Sin una estrategia coherente, sin conocimiento de la realidad iraní y en contra de la opinión de Europa, Trump decidió de forma unilateral la retirada, en mayo de 2018, del pacto alcanzado por los cinco miembros del Consejo de Seguridad más Alemania. El acuerdo, que costó años de difíciles negociaciones, tiene como objetivo impedir que Teherán se haga con la bomba atómica, a cambio de que se le levanten las sanciones impuestas por la ONU y la reinserción en la comunidad internacional.

En noviembre del 2018, Washington reimpuso sanciones, que no solo afectan a Irán sino también a las compañías que negocien con ese país, por lo que la mayoría de las empresas extranjeras allí asentadas huyeron ante el temor a las represalias norteamericanas. El pasado mayo, EEUU dio otra vuelta de tuerca a su intento de estrangular el régimen de los ayatolás, y prohibió a los cinco mayores compradores de petróleo iraní que se siguieran abasteciendo en la república islámica.

La respuesta iraní no se hizo esperar, pero no fue en la línea que Trump esperaba. Miembros de la Guardia Revolucionaria colocaron cargas explosivas en los cascos de cuatro petroleros anclados en el golfo de Omán, cerca del estrecho de Ormuz, por el que discurre el 20% del crudo mundial. Días después, un misil de ese cuerpo derribó en Ormuz un dron espía de EEUU. Trump amenazó con un ataque inminente, que abortó en el último momento.

Ataque coordinado de drones y misiles

En septiembre, Irán fue aún más lejos y sorprendió a propios y extraños con un ataque coordinado de drones y misiles contra dos terminales petroleras saudís que se incendiaron. En la zona más volátil del planeta, los aliados árabes de Trump comenzaron a preguntarse si no sería conveniente negociar con Teherán antes de que ardiese todo Oriente Próximo. Según 'The New York Times', Emiratos Árabes Unidos inició contactos secretos con el Gobierno iraní para buscar una solución pacífica.

La decisión de Trump de asesinar en Irak al general Soleimaní, comandante de las Fuerzas Quds de la Guardia Revolucionaria, dejó atónito al mundo. Jamenéi amenazó con “una dura venganza”, pero finalmente la limitó a atacar con misiles una base de EEUU en Irak. Un centenar de soldados resultaron heridos, pero ninguno murió. Washington y Teherán se retiraron del precipicio bélico.

El triunfo conservador en estas elecciones significa que, del famélico presupuesto que le dejan las sanciones, el régimen dedicará algo más a la guardia revolucionaria y al enriquecimiento de uranio. Presionado por el malestar de la calle ante la desesperante situación económica y la inacción de los demás firmantes del acuerdo para paliar las consecuencias del castigo de EEUU, Irán anunció el 5 de enero que su programa atómico quedaba libre de cualquier restricción. La UE denunció el incumplimiento y todo apunta a que el mecanismo de resolución de disputas que incluye el acuerdo no logrará salvarlo. El voto de Trump marcó el resultado electoral.