Suspensión de licencias

22@, la gestión del éxito

Ante la demanda de oficinas en la zona es un error focalizar en ella la necesaria búsqueda de espacios para viviendas

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22 / periodico

Anna Gener Surrell

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La historia de 22@ comienza hace 20 años para dar solución a 200 hectáreas de suelo industrial situadas en el barrio de Poblenou. Eran los espacios que ocupaban las fábricas que a finales del siglo XIX habían convertido aquella zona en la vanguardia de la modernidad, gracias a la eclosión de la industria textil. Estas instalaciones fabriles fueron posteriormente abandonadas con el auge de la Zona Franca y de los polígonos industriales colindantes a Barcelona, por lo que aquel ámbito se degradó de manera notable.

El planeamiento aprobado en 2000 dio una respuesta contundente y ambiciosa a las nuevas necesidades de la ciudad; se establecieron las bases urbanísticas y arquitectónicas para que Barcelona fuera capaz de atraer empresas que quisieran establecerse en el sur de Europa, guardando un respeto exquisito hacia todos los elementos históricos del esplendor del pasado industrial que habían sobrevivido al paso el tiempo.

Los objetivos que como ciudad nos marcamos el año 2000 se han superado ampliamente: el 22@ alberga multitud de empresas de primer nivel, recibe cada día gran cantidad de profesionales y cuenta con una vida cultural y asociativa extremadamente rica; es un caso de éxito reconocido internacionalmente, que muchas ciudades análogas se afanan en replicar.

La característica más relevante del 22 @ es su personalidad mediterránea que, en esencia, se resume en un equilibrio de usos urbanísticos, por lo que en una misma manzana encontramos vivienda, oficinas y comercio. Este equilibrio de usos es lo que atrae de manera especial a las empresas de la industria digital y tecnológica que se establecen en nuestra ciudad. Tanto es así que actualmente el porcentaje de oficinas disponibles en 22@ es inferior al 2% del total del parque, indicador de que en este área hay una clara escasez de espacios para trabajar.

Recientemente <strong>el Ayuntamiento de Barcelona ha suspendido las licencias de 22@</strong> con el objetivo de incrementar el suelo destinado a vivienda, en detrimento de los espacios para albergar oficinas. No hay duda de que necesitamos un parque de vivienda más amplio, a precios asequibles y sobre todo en régimen de alquiler. La intención del Ayuntamiento es elogiable, pues refleja una voluntad genuina de resolver la grave dificultad de acceso a la vivienda que padecemos en Barcelona, pero es un grave error estratégico focalizar la búsqueda de espacio para vivienda en el distrito 22@ , ámbito que concentra una fuerte demanda de empresas con voluntad de establecerse.

En Barcelona todavía hay grandes áreas que no están tejidas urbanísticamente, que esperan desde hace décadas el adecuado impulso público y que podrían albergar estos necesarios desarrollos residenciales; es el caso de La Marina, La Sagrera y Bon Pastor. Aparte de estas grandes bolsas de suelo, la verdadera solución al problema de la vivienda tiene que venir por la correcta articulación del área metropolitana y más allá, para lo cual es imprescindible que Cercanías funcione de manera eficiente; esta es la gran reivindicación en la que deberíamos concentrarnos si queremos dar respuesta a las necesidades de nuestra sociedad.

La Marina, La Sagrera y Bon Pastor, y aún más el área metropolitana, podrían albergar los desarrollos residenciales que son necesarios

La visión que el Ayuntamiento de Barcelona tuvo en 2000 proveyendo del infraestructura inmobiliaria adecuada para el crecimiento futuro de la ciudad mediante la creación de 22@ es lo que a fecha de hoy nos permite atraer talento y empresas. Gracias a esa mirada a largo plazo, nuestra ciudad cuenta con un importante ecosistema digital y tecnológico que genera puestos de trabajo de calidad y nos conecta con otros 'hubs' digitales de todo el mundo.

La gestión del éxito a menudo es más difícil que la gestión del fracaso, y por algún extraño motivo Barcelona a menudo se desborda cuando debe gestionar sus éxitos. El 22@ es un gran logro colectivo y deberíamos protegerlo y celebrarlo. De hecho, deberíamos dedicar a planificar otro polo de actividad económica; el 22@ del siglo XXI, a fin de estar preparados para albergar las empresas del futuro.

Asentada en su mediterraneidad y en un ecosistema digital fuertemente arraigado, Barcelona cuenta con los condicionantes idóneos para convertirse en la capital global del humanismo tecnológico y atraer aquellas empresas que generen más oportunidades de bienestar para nuestra sociedad. Pero esto solo se producirá si volvemos a pensar en grande y nos volvemos a dotar de las infraestructuras urbanísticas e inmobiliarias adecuadas.