Al contrataque
La lista de las tentaciones
Puede ser muy tentador para Inés Arrimadas y Cs fundirse con el PP en Galicia, País Vasco y Catalunya, pero ni transmite sensación de partido ganador ni es un camino exento de riesgos para garantizarse la supervivencia
Cristina Pardo
Periodista
Cristina Pardo
Inés Arrimadas está intentando convencer a Pablo Casado de algo que hace cuatro días él defendía y Ciudadanos rechazaba. Hasta ahí, nada nuevo bajo el sol político: hacer una cosa, decir otra y luego, todo lo contrario. Ella quiere una coalición para encarar las elecciones en Galicia, Catalunya y País Vasco y él, que en las generales defendía ir juntos para superar a la izquierda, ahora ya no lo considera tan imprescindible. En aquel momento, Casado decía que era por el bien de los españoles. Actualmente, se ve que ya no nos merecemos lo mismo.
Lo realmente indignante, en mi opinión, es que en estos momentos también la líder naranja quiere tener nueva pareja electoral con el argumento de que no es una postura partidista, sino que es lo mejor para el país. La verdad es que no entiendo la estrategia de Arrimadas. Intuyo que sus potenciales electores deben de estar muy desconcertados, porque hemos pasado en pocos meses de un líder como Albert Rivera, que desdeñó cualquier alianza confiando en desbancar al PP para ser segundo, a una persona que quiere subirse a la gaviota como primer paso para diluirse en otras candidaturas.
Al final, una ya no sabe si España suma era un error, si Mejor Unidos es la panacea o si lo hacían por España antes, ahora o nunca, que es lo más probable. La líder de Ciudadanos, que me parece que está en una posición de debilidad en la que no puede exigir demasiado, podrá convencer al PP de ir juntos en Comunidades Autónomas en las que ambos están en serio riesgo de extinción. Sin embargo, pretender torcerle el brazo a Núñez Feijóo, que podría conseguir nuevamente ese imposible que son hoy las mayorías absolutas, me parece una propuesta disparatada.
Por otro lado, me parece lo de Arrimadas un grave error de cálculo. Asegura que esta pareja de baile sería algo puntual para territorios en los que hay una amenaza cierta de avance del nacionalismo. Sin embargo, ¿cómo piensa convencer a los votantes, en posteriores citas electorales, de que Ciudadanos y PP son distintos? ¿Para qué votar a su partido si numéricamente es más útil apostar por otro, que además tiene algo más en cuenta las sensibilidades territoriales? Puede ser muy tentador para la formación naranja fundirse con el PP en Galicia, País Vasco y Catalunya, pero ni transmite sensación de partido ganador ni es un camino exento de riesgos para garantizarse la supervivencia. Además, suena ridículo oír a unos y a otros decir que lo hacen por España, en función de cómo les van las encuestas. Vamos a ver, Arrimadas busca sobrevivir y Casado quiere mantener el poder territorial para reafirmarse como alternativa. Y todo se reduce a eso. Nada más y nada menos.
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