ANÁLISIS

El cataclismo cotidiano

Bartomeu, presidente del Barça

Bartomeu, presidente del Barça / periodico

Albert Guasch

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El Barça institucional de nuevo amanece puesto a la defensiva.

El cataclismo como asunto cotidiano.

Vive ahora permanentemente en la matización, la aclaración y el desmentido.

A veces por culpa de un entorno con indudables ganas de escándalo.

En muchas otras por culpa de torpezas muy propias. Los enemigos no siempre están en la periferia.

Jordi Alba, que no es el más lúcido de los futbolistas, debe ser citado: “Ya nos tiran bastante mierda desde fuera para que encima nos la tiremos entre nosotros”. Lo dijo a cuenta del desafortunado Abidal y el despido de Valverde.

Ahora interfiere una guerra digital sucia y cainita.

Si el asunto es como lo detalla la cadena SER, medio de máxima credibilidad, las dimisiones se hacen imprescindibles.

Si el asunto es como lo explica el FC Barcelona, un comunicado, aún tan contundente como el emitido ayer, sabe a burocrático e insatisfactorio. Por la gravedad de lo denunciado.

Contra mitos vivientes

Es conocido que el FC Barcelona, como la mayoría de las grandes corporaciones del mundo, contrató a una compañía para monitorizar la conversación en las redes sociales y velar por la reputación de la marca y sus representantes en el campo y el palco.

Por lo denunciado ayer, esa empresa, I3 Ventures, pudo crear sus propias cuentas para desprestigiar a adversarios de la actual directiva y todo mito viviente del barcelonismo en el espacio digital. Menuda forma sería esa de mimar la marca del cliente.

La empresa de marras niega que lo hiciera y el Barça cree en principio en su palabra. Al Barça, a su vez, hay que creerle cuando asegura que jamás pidió mensajería denigratoria. ¿Cómo no hacerlo? ¿Cómo concebir que Bartomeu y sus asesores de dentro pidieran explícitamente difamar a Messi, Piqué, Puyol o Xavi? ¿No es esa una iniciativa tan perversa y tóxica que solo por ello resulta inimaginable por lo auto destructiva?

Ayer en el club se vivieron malos ratos tras la difusión del pormenorizado informe del programa ‘Què t’hi jugues?’. Solo faltaba eso para tensar y embarrar aún más la compleja relación entre directiva y vestuario.

Pidieron desde la entidad más explicaciones a ‘I3 Ventures’. Se habló de plantear querellas. De repasar contratos. Se presintieron manos negras. 

La cuestión es que de alguna cueva oscura salieron esas cuentas infames y los informes que respaldaban su acción negativa por las redes. Es necesario saber de dónde. La reputación de la entidad, ese valor que se busca preservar y reforzar a toda costa, se ha visto ensuciada. La mejor manera de limpiarla, no obstante, sería ir desapareciendo del escándalo permanente. Igual es aspirar a mucho en este club y lo que le rodea tan aficionado a las guerritas subterráneas.