Realineamientos

El codiciado espacio de orden

La táctica del PSC pasa por acceder a la presidencia de la Generalitat a partir de una alianza de orden (contra el caos independentista, se entiende)

Carles Campuzano y Marta Pascal

Carles Campuzano y Marta Pascal / JOAN MATEU PARRA

Gemma Ubasart

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Estos días Marta Pascal, la que fue coordinadora general del PDECat, está presentando un libro que lleva por título 'Perdre la por' que cuenta con un prólogo de Iñigo Urkullu. Toda una declaración de intenciones. No es ninguna novedad decir que en el espacio posconvergente conviven almas y proyectos distantes, e incluso enfrentados. Pero como normalmente ocurre en la vida partidista, no todo es cuestión ideológica. También se mezclan cuestiones personales y luchas por el poder.

Más pronto que tarde tendremos elecciones en Catalunya y algunas piezas se han empezado a mover el tablero. En este sentido, no creo que sea gratuita la presentación del libro y la gira por medios que está llevando a cabo Pascal. Forma parte del llamado 'grupo de Poblet' en el que también se incluyen Jordi Xuclà, Carles Campuzano o Lluís Recoder. Su 'plan A' pasaría por convencer a los dirigentes del PDECat de abandonar JxCat, es decir, separarse de Puigdemont y Torra. Constituirse en una fuerza política de centro-derecha, moderada, con un ideario que puede ser independentista pero sin desobediencias ni roturas.

Si esto no sucede (de momento ningún dato nos indica pensar en esta dirección) podrían optar por un 'plan B': presentarse directamente a elecciones. Carles Castro, en su libro titulado 'Cómo derrotar al independentismo en las urnas' animaba a las opciones de orden a explorar un supuesto espacio huérfano de oferta política que contendría unos 300.000 votantes. Ahora bien, este espacio también lo anhelan otros grupos: la Lliga Democràtica (liderada entre otros por Astrid Barrio y José Ramon Bosch), Lliures (con Antoni Fernández Teixidó y Roger Muntañola) o Units per Avançar (capitaneada por Ramon Espadaler), por citar algunos.

Hay dudas razonables. Que un espacio exista en la teoría no significa que siempre se pueda articular políticamente. Los huecos se llenan y los votantes pueden haber recurrido a otras ofertas electorales. Además, el panorama antes descrito no parece de fácil consolidación: muchos generales y poca tropa; o dicho de otro modo, no se vislumbra un liderazgo claro. Sin embargo, la mayor dificultad se encuentra en las diferencias en cómo plantear la cuestión nacional en un momento en que ésta aún tiene una centralidad importante.

Finalmente, para comprender este codiciado espacio de orden, y aunque suene paradójico, hay que hacer referencia a la relación que establecen estos núcleos con el PSC. Desde los hechos de octubre se han ido tejiendo complicidades entre dirigentes. Tanto es así que Units per Avançar (ex Unió) ha hecho coalición electoral con socialistas. Y muchos de los cuadros de los grupos citados han acabado votando el partido de Pablo Iglesias Posse. Ahora bien, parece que Iceta les ha exhortado a unirse: no quiere más 'outsiders' en sus listas. Su táctica pasa por acceder a la presidencia de la Generalitat a partir de una alianza de orden (contra el caos independentista, se entiende). Ya no se trata ni de romper los bloques, ni de recuperar el 'cleavage' derecha-izquierda. Por ello, sin embargo, quiere el patio un poco más ordenado.