Shakespeare contra el insomnio

Sonetos para no dormir

Un hombre con insomnio.

Un hombre con insomnio. / periodico

Josep Maria Pou

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Recibo un 'e-mail' publicitario que me deja anonadado. Es de una página web especializada en el suministro de un tipo específico de música y sonidos que facilitan el tránsito que va del duermevela al sueño profundo. Algo así como un somnífero sonoro.  En su catálogo figuran desde las nanas más tradicionales a las consabidas barcarolas, desde el ruido de la lluvia en los cristales al rítmico grillar de los bichitos nocturnos.  Un amplio repertorio al que añaden ahora –de ahí la publicidad que recibo- un nuevo producto. El no va más, según parece. ¿Una nota de baja frecuencia sostenida ad infinitum? ¿Un dueto de viola y flauta bañadas en valeriana? No. Algo del todo infalible –anuncian- para quedarse frito al instante: ¡los sonetos de Shakespeare!

Quiero creer que a algunos de ustedes se les habrán puesto los pelos como escarpias, como me sucedió a mí al ver el anuncio. Reproduzco su contenido: “Experimente el nuevo canal para dormir: los sonetos de Shakespeare bellamente narrados por el locutor de la BBC James Smillie cuya relajante voz de barítono canaliza a William Shakespeare para su placentero sueño”. Y añade, en un destacado: “Sonetos de Shakespeare. Encuéntrelos en el género Sueño”.  Como quien dice, en el estante de los somníferos junto al Valium y la Dormidina.

¿Una frivolidad? ¿Una 'boutade'? ¿Un chiste? ¿Un síntoma de algo más grave? A punto estoy de denunciar al publicista, y no tanto por su irreverencia como por publicidad engañosa. Porque a mí los versos de Shakespeare me producen, precisamente, el efecto contrario: a mí esos sonetos “me ponen” (con perdón), me excitan, me levantan la libido, y con la libido en alto no hay quien me duerma ni a golpe de barbitúrico.

Pienso en los maestros que se esfuerzan para llevar a los jóvenes hacia la gran literatura. Pienso en los bajos índices de lectura. Y pienso en los responsables de la web, a quienes remito, en castigo, esta sentencia del mismísimo Shakespeare ('Ricardo III', acto 1, escena 3) : “¡Ojalá el insomnio habite la alcoba donde reposas!”.