La clave

La herida de la pobreza

La ineficacia de las administraciones es una herida abierta ante la actividad de las oenegés o la solidaridad vecinal, que cargan con el peso de atender tanta miseria.

El bloque de viviendas de la calle Venus, en la Mina

El bloque de viviendas de la calle Venus, en la Mina / periodico

Carol Álvarez

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Los carteles apostados a su lado mantienen una extraña simetría con los de otros mendigos que piden en la arteria más vistosa de Barcelona, el paseo de Gràcia. Textos con letras mayúsculas y puntos a modo de separación de las palabras hablan de sus dramas. Una enfermedad, hijos a cargo, y sobre todo, falta de dinero. Son hasta una docena las personas que  se reparten por el paseo de escaparates de lujo para mendigarLa liberación esta semana de uno de ellos, que había sido captado por una mafia que explota a los más débiles para sacar tajada de la limosna, es algo más que un dato para la estadística. Un anciano obligado a mendigar en el paseo de Gràcia es la última muesca en la larga lista de indignidades que afloran en la ciudad. 

La brecha de desigualdad tiene muchas caras: las chabolas de Sant Martí llegaron para quedarse, y más de 200 menores en Barcelona crecen en asentamientos en chabolas o naves abandonadas. Tres de estas niñas pusieron cara hace un año ante la ONU a este drama, y la ruta que emprendió su relator, Philip Alston, ha dado la última voz de alarma sobre la pobreza enraizada en barrios de toda España. La ineficacia de las administraciones es una herida abierta ante la actividad de las oenegés o la solidaridad vecinal, que cargan con el peso de atender tanta miseria. El ejemplo de Objetivo Venus, la campaña solidaria que lucha para  acabar con el barraquismo vertical en un edificio emblemático de La Mina, es agridulce: cuanto más apoyo ciudadano recibe, más se evidencia el grave error de las administraciones por no priorizar el problema. No es de ahora, pero corre el riesgo de cronificarse y lo que es peor, de anclarnos en aquella España en blanco y negro, de poblados sin urbanizar, que ya estaría erradicada si se hubiera actuado con decisión años atrás.

Que lo urgente no nos quite la atención de lo importante. La Barcelona impactada por la cancelación este año del Mobile es la misma que camina por calles donde duermen de noche personas sin techo, y que tiene en sus escuelas niños de chabola. Y la que ve el peor rostro de la pobreza en el hombre obligado a mendigar en el corazón del paseo de Gràcia.