Feminismo audiovisual

¿Quién quiere romper cosas?

Hay una escena en 'Sex Education' con más mensajes a favor de las mujeres, su albedrío, su diversidad, su fortaleza y su heterogeneidad que en toda la obra de Simone de Beauvoir

A la izquierda, Charlize Theron, Nicole Kidman y Margot Robbie, en el papel de trabajadoras de Fox News que fueron acosadas por Roger Ailes

A la izquierda, Charlize Theron, Nicole Kidman y Margot Robbie, en el papel de trabajadoras de Fox News que fueron acosadas por Roger Ailes / periodico

Care Santos

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En uno de los últimos capítulos de 'Sex Education' hay una escena en que seis chicas muy diferentes, con intereses contrapuestos y que en algunos casos se odian entre ellas, deben permanecer encerradas en la biblioteca de un instituto hasta descubrir qué tienen en común. Alcanzar una conclusión les cuesta horas de charlas y morros. Hay varios intentos vanos. Hasta que comienzan a hablar de hombres y descubren que todas ellas han tenido alguna mala experiencia con alguno. Se confiesan los encontronazos sexuales no deseados que han protagonizado. Salen de allí —en una escena que recuerda a uno de esos finales con héroes y testosterona— unidas pero cabreadas, y se van a romper cosas a un cementerio de coches. Solo en esa escena hay más mensajes a favor de las mujeres, su albedrío, su diversidad, su fortaleza y su heterogeneidad que en toda la obra de Simone de Beauvoir.

En un momento de 'Bombshell' (El escándalo), una de las protagonistas afirma que la facilidad con que las mujeres odian a otras mujeres es uno de sus mayores puntos débiles. En la película, protagonizada por Charlize Theron, Nicole Kidman y Margot Robbie, parece que no van a lograr unirse para luchar contra el enemigo común, que es ni más ni menos que el director de Fox Newsbasado en el abusador Roger Alies. Finalmente, logran ponerse de acuerdo. No solo las tres protagonistas de la cinta, cada cual con su vida, sus problemas, sus dudas y sus ambiciones. También algunas más.

Mientras veíamos la película, mi hija de 16 años se acercó a mí y me dijo al oído: «Me estoy enfadando». Por un momento, me entraron ganas de proponerle que nos fuéramos a romper cosas. Cada una con su bate y en un descampado haríamos añicos jarrones o tiestos. Y, de paso, el conformismo, las ideas preconcebidas, la complacencia, el silencio… En eso radica todo, sospecho. Hay que estar cabreadas. Este cabreo que llega a las pantallas tiene muchos siglos. Me alegro de que mi hija también lo sienta. Y espero que no se le pase.