LA CLAVE

Echániz y el barro

Con la eutanasia el PP ratifica sus dos grandes problemas: su suicida competición con Vox y su alejamiento de la mayoría de la sociedad

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JOAN CAÑETE BAYLE

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José Ignacio Echániz, médico y diputado del PP, es por el momento el líder de una clasificación muy reñida: qué diputado embarra más la política, la convivencia, la inteligencia y el sentido del bien común durante esta legislatura. Teniendo en cuenta que compite con pesos pesados de su propio partido (como Cayetana Álvarez de Toledo y Pablo Casado, cuando  se pone), y con la bancada de Vox en pleno, lo de Echániz tiene mérito. Pero sin duda se merece el liderazgo después de que en la sesión parlamentaria sobre la proposición de ley para regular la muerte digna afirmara que, para el Gobierno, la eutanasia es «una política de recortes» en sanidad y pensiones. Es decir, que el objetivo del Ejecutivo es promover la eutanasia para que los españoles se mueran antes y hacer unos ahorrillos. Hay que admitir que Echániz es un experto en el tema, ya que como consejero de Sanidad y Asuntos Sociales de la Junta de Castilla-La Mancha impulsó una amplia política de recortes en sanidad.

Derechos

Es una obviedad, pero en ocasiones las obviedades hay que repetirlas: la eutanasia, el aborto, el matrimonio igualitario... son derechos, no deberes. A nadie se le obliga a abortar, o a casarse con una persona del mismo sexo, o a practicar la eutanasia llegado el caso. Al contrario: quienes se oponen a reconocer (y legislar) estos derechos, imponen a los demás su visión del mundo, su concepto sobre la familia, la vida y la muerte. Echániz promulga otro tipo de recortes: el de derechos. Es curioso: tanto que Echániz y lo suyos se oponen a la intervención del Estado en la vida de los ciudadanos, y en cambio ven normal que el Estado (basado en la clásica moral católica) indique qué deben hacer las mujeres con sus cuerpos, cómo morir o qué tipo de matrimonios y familias se forman.

Con la eutanasia el PP ratifica sus dos grandes problemas: su suicida competición con Vox para ver quién es más macho alfa  (y rancio) en la política española, y su alejamiento de la mayoría de la sociedad en términos de derechos y libertades. A cambio, eso sí, diputados como Echániz embarran para los historiadores del futuro el libro de sesiones del Congreso. Qué orgullo.