Elecciones en Irlanda

¿Qué ha pasado con el Sinn Féin?

La soberbia de Johnson con el 'brexit' puede haber dado nuevo vigor al nacionalismo irlandés

Mary Lou McDonald, líder del Sinn Féin, exultante por los resultados de las elecciones.

Mary Lou McDonald, líder del Sinn Féin, exultante por los resultados de las elecciones. / periodico

Joan Tapia

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La economía irlandesa ha vuelto a ser -tras la crisis- una de las más brillantes de Europa. El PIB ha crecido una media del 4,5% en los últimos años (5,8% en el 2019) y el paro ha bajado del 15% del peor momento al 5% (comparemos con el actual 14% de España). Una de las claves es el 'dumping' fiscal del 12,5% de impuesto de sociedades que es un poderoso imán para las grandes multinacionales tecnológicas que se instalan en Dublín.

Pero en las elecciones del sábado el primer partido fue el Sinn Féin, que propone la reunificación y la independencia de toda la isla, y que con un programa de protesta por el alza de los alquileres -provocado en parte por la demanda de los extranjeros de las multinacionales- y por los escasos servicios sanitarios, ha logrado quedar algo por delante de los dos partidos clásicos, Fianna Fáil y Fine Gael, que hasta ahora se turnaban en el poder. Será difícil que el Sinn Féin, hasta ahora en el ostracismo por su pasada relación con el terrorismo del IRA, no esté de una forma u otra en el próximo Gobierno.

La primera explicación de lo ocurrido es que, como en otros países, se ha impuesto la protesta social contra un crecimiento demasiado tolerante con las desigualdades. Y que su nueva lideresa, la pragmática Mary Lou MacDonald, ha relevado al también pragmático pero muy vinculado al pasado Gerry Adams. Pero eso ya pasaba cuando las elecciones europeas del 2019 y entonces el Sinn Féin solo tuvo el 11% de los votos frente al 24% de ahora. Parece pues plausible que el éxito del 'brexit' para salir de Europa haya impulsado al Sinn Féin.

La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, ha dicho que el “Gobierno británico ha decidido sacar a Escocia de Europa, contra la voluntad de nuestro pueblo, y el apoyo a la independencia ha subido”. Por eso quiere exigir un nuevo referéndum legal, como el del 2014, que según las encuestas daría ahora un resultado favorable a la independencia de Escocia y a su permanencia en la UE. Y Sturgeon ha concluido que “el 'brexit' ha dado un impulso a la independencia de Escocia y a la unificación de Irlanda como se ha visto en las elecciones del sábado”. ¿Exagera Sturgeon? ¿Boris Johnson puede haber logrado salir de Europa y que el precio a pagar sea un aliento a la desintegración del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte?

Lo que pasa ahora en Londres, Edimburgo y Dublín debería ser observado con atención en Madrid y Barcelona

Es pronto para decirlo, pero puede que la victoria contra Europa del soberbio e identitario nacionalismo inglés haya dado vitaminas a los nacionalismos escocés e irlandés que ahora ven en Bruselas un posible aliado contra Londres.

Lo que pasa ahora en Londres, Edimburgo y Dublín y el futuro de las relaciones entre Inglaterra, Escocia e Irlanda debería ser observado con atención en Madrid y en Barcelona. Hay quien piensa que el trágala a Catalunya que supuso la sentencia del Estatut del 2010, cuatro años después de que el texto fuera aprobado en las Cortes Españolas y en referendo por los catalanes, tras muchas pasiones callejeras y un poco elegante combate en el Tribunal Constitucional, aupó al separatismo de algo menos del 20% al 47% de apoyo popular. ¿El aznarismo del PP ha alimentado el separatismo como dice Sturgeon que ha hecho el populismo antieuropeo de Boris Johnson con el SNP escocés y el Sinn Féin?

Claro, también habrá quien diga que los excesos del independentismo catalán con la proclamación de la República Catalana en el 2017 han engordado -no creado, pues ya era maduro- a un nacionalismo español que se sintió ninguneado. Las dos tesis pueden tener su parte de razón.