Opinión | Editorial

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Reparación para las víctimas del 'caso Maristas'

Una indemnización no borrará el dolor sufrido, pero con ella la orden religiosa hace reconocimiento público de los errores cometidos

Caso Maristas. Joaquim Benítez en el banquillo

Caso Maristas. Joaquim Benítez en el banquillo / periodico

Cuatro años, 51 denuncias contra 18 docentes (12 de ellos religiosos), seis escuelas implicadas y décadas de dolor han sido necesarias para que los Hermanos Maristas <strong>hayan aceptado compensar económicamente a los alumnos que sufrieron abusos sexuales en sus aulas.</strong> Un acuerdo firmado entre el Institut Gemans Maristes y la asociación Mans Petites establece los términos y el modo en que las indemnizaciones se llevarán a cabo.

El compromiso contempla la creación de una comisión de profesionales independientes para valorar la gravedad del daño psicológico de las víctimas. En total serán evaluadas 31 personas y recibirán una indemnización según el marco referencial de las establecidas recientemente por la justicia española. 

El paso dado por los Hermanos Maristas es relevante y sienta un precedente significativo. Es la primera vez en España que una orden religiosa acepta reparar a las víctimas de abusos sexuales sin que lo ordene un tribunal. En otros países las indemnizaciones han sido en la mayoría de casos fruto de procesos judiciales o instadas por el Gobierno, como ha sido en el caso de Irlanda. 

Una indemnización económica no borrará el dolor sufrido, pero con ella la orden religiosa hace reconocimiento público de<strong> los errores cometidos. </strong>Durante décadas, su silencio cómplice favoreció la impunidad de los depredadores, la ocultación y, finalmente, la prescripción de los delitos. Su modo de actuar no fue exclusivo; es un patrón de ocultación que ha sido seguido por diferentes instituciones religiosas. El peso de la culpa y del silencio siempre caía sobre la víctima. 

Al fin, parece que ha llegado el momento de la reparación de las víctimas y <strong>de asumir la responsabilidad moral. </strong>Es evidente que el acuerdo alcanzado es fruto del esfuerzo de muchos. De la tenacidad de Manuel Barbero, padre de una víctima y primer denunciante, también creador de Mans Petites. De todos los supervivientes que confiaron a EL PERIÓDICO las agresiones sufridas y del trabajo periodístico que destapó el caso Maristas. Y, especialmente, de una sociedad que, ante el conocimiento, no ha querido mirar hacia otro lado, apoya a las víctimas y exige su reparación.