Dos miradas

La Meridiana o el chantaje emocional

Los cortes tienen un importante valor emocional, pero ya sabemos a dónde conduce la política de los símbolos. Basta con actuar como se haría ante cualquier otra protesta y librarse del chantaje emocional

Corte en la avenida Meridiana de Barcelona a la altura de Fabra i Puig, el 13 de noviembre del 2019

Corte en la avenida Meridiana de Barcelona a la altura de Fabra i Puig, el 13 de noviembre del 2019 / periodico

Emma Riverola

Emma Riverola

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El lector Vicento Pociño lo expresa con claridad en una carta a EL PERIÓDICO: “No es normal que tras más de dos meses sigan los cortes de tráfico en la Meridiana”. Tres meses ya en que, cada día, un grupo de CDR se apoderan de una de las tres principales vías de entrada a la ciudad e interrumpen el tráfico durante las horas en que miles de trabajadores vuelven a la ciudad.

No, no es normal. ¿Se permitiría por cualquier otra causa? Por las asesinadas por la violencia machista, por tantos que sobreviven jugando al escondite con la pobreza, por los niños que nunca tienen vacaciones, por los miles de migrantes explotados, por los vecinos que soportan la angustia de un narcopiso, por el temor a ser agredidos… ¿Se toleraría en la Diagonal? ¿Se permitiría en la arteria empresarial y comercial? La inacción política solo empeora y politiza aún más la situación, abriendo la puerta a nuevas instrumentalizaciones. Los cortes tienen un importante valor emocional, pero ya sabemos a dónde conduce la política de los símbolos. Basta con actuar como se haría ante cualquier otra protesta y librarse del chantaje emocional.