Ideas

Capitalidad creativa

Exposición de Antoni Fabrés en el MNAC

Exposición de Antoni Fabrés en el MNAC / periodico

Xavier Bru de Sala

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No se trata de una ya inviable cocapitalidad cultural hispánica. Barcelona no está en condiciones de competir con Madrid. Ni por presupuesto, porque el estado no divide ni piensa dividir por dos las aportaciones de capitalidad sino que, al contrario, se ha mostrado cada vez más avaro con Barcelona. Tampoco por capacidad de gestión, porque buena parte de nuestros más imaginativos profesionales han sido fichados para pilotar los bajeles culturales de Madrid. Y menos por patrimonio. Mucho hablar del Hermitage pero si la alcaldesa Colau pidiera que se exhibiera permanentemente en Barcelona la mitad de la obra de Dalí y Miró con la que Madrid se engalana y se convierte así en capital, no en cocapital, del arte catalán del siglo XX, o el president Torra solicitara una parte significativa de los fondos no expuestos del Prado para engrandecer las colecciones más esqueléticas del MNAC, los aullidos de la capital se oirían hasta el Atlas.

Barcelona ha sido despojada, entre otras, de la capitalidad del mercado del arte

Desde la democracia, Barcelona ha sido despojada, entre otras, de la capitalidad del mercado del arte y la cocapitalidad del sistema mediático español. Si mantiene la editorial es por la escasa dependencia del BOE del sector, en contraste con la del libro de texto, del que se apropió Madrid porque sí dependía del BOE. Estos son los hechos, que se completan y complementan con la vergonzosa y destructiva mezquindad de la Generalitat en la financiación de la cultura. Como capital cultural, Barcelona sólo puede contar consigo misma. Y sólo puede hacerlo de dos maneras. Mediante un gran apoyo a la creatividad, es decir lo contrario de la funcionarización de la cultura, y favoreciendo a toda costa lo que tenga más proyección internacional. La creatividad, que se concentra en el sector privado y que topa con innúmeras barreras para abrirse paso en lo público-privado. La creatividad de buena parte de las industrias culturales y otros sectores afines. La creatividad que surge de abajo, de abajo y de soslayo, y que encuentra tantas y tantas dificultades para emerger, para proyectarse e incluso para sobrevivir.