Opinión | Editorial

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Nissan, en su fase más incierta

El frente común que han formado Generalitat y Gobierno de España para salvar la planta de la Zona Franca es un ejercicio de responsabilidad

Concentración de trabajadores de la factoría de Nissan de la Zona Franca de Barcelona para exigir un plan de futuro,  el pasado 4 de febrero

Concentración de trabajadores de la factoría de Nissan de la Zona Franca de Barcelona para exigir un plan de futuro, el pasado 4 de febrero / periodico

Los últimos años no han sido nada fáciles para la fábrica de Nissan en la Zona Franca, cuyos trabajadores han asumido recortes de plantilla y congelaciones salariales a medida que caía la producción. Se trata de la progresiva decadencia de una de las factorías más importantes de Catalunya. Sin embargo, los hechos se han precipitado desde que se anunció que la planta de la Zona Franca dejará de fabricar la 'pick-up' X Class de Mercedes a partir de mayo. 

Los indicios no son buenos y crece el temor a un cierre de la planta catalana, lo que afectaría a 2.500 empleos directos y casi 25.000 empleos indirectos en toda España, según cálculos sindicales, si se suman las plantas de Nissan en Ávila y Cantabria y las empresas auxiliares. La preocupación de los trabajadores es comprensible y esa preocupación es compartida por las administraciones. El frente común que han formado la Generalitat y el Gobierno de España es un ejercicio de responsabilidad a la altura del problema. Dejando de lado las divergencias políticas, ambos ejecutivos han acordado sumar esfuerzos y los equipos de la ministra de Industria, Reyes Maroto, y de la ‘consellera’ de Empresa, Àngels Chacón, elaborarán un plan de competitividad industrial para asegurar la continuidad de Nissan en España.

La única salida satisfactoria

La nueva etapa de diálogo entre administraciones rema a favor de la resolución de un asunto con implicaciones en la economía y el empleo, no solo de Catalunya, sino también a nivel estatal. En la última visita de Pedro Sánchez a Barcelona –que visualizó esta estrategia de distensión–, el presidente conoció de primera mano las inquietudes de los sindicatos en torno a Nissan, en su reunión con los líderes de CCOO y UGT, Javier Pacheco y Camil Ros, respectivamente. Las centrales se han ofrecido a trabajar conjuntamente en la búsqueda de soluciones.

No será fácil. La única salida satisfactoria es el incremento de la producción, y la última palabra la tiene Nissan. La planta de la Zona Franca está por debajo del 30% de su capacidad, ha pasado de ensamblar más de 141.000 vehículos en el 2010 a 53.000 en el 2019. La fábrica catalana es una pieza más dentro de la estrategia de la multinacional japonesa, que se está replanteando su presencia en Europa. La caída de la producción de automóviles afecta a todo el mercado europeo, que pierde competitividad frente a Asia. Si a esto se le suma un eventual 'brexit' duro, con la imposición de aranceles, la viabilidad de las plantas europeas estaría amenazada. En este escenario, Nissan estudia llevar la producción de la Zona Franca al Reino Unido, según el 'Financial Times'. La industria del motor europea, con desafíos como el 'brexit' y la transición energética, necesita una respuesta comunitaria conjunta.

Sin obviar las sombras, merece la pena fijarse en los puntos de esperanza, como la mencionada colaboración entre el Gobierno y la Generalitat o la llegada a la dirección de Renault de Luca de Meo, un gran conocedor del mercado español tras su paso por Seat y que puede reactivar la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi e insuflar algo de aliento a la Zona Franca.