La amenaza de la exclusión social

Contra las patologías de la pobreza

Para erradicar una manifestación perversa de las sociedades capitalistas resulta preciso el concurso de organizaciones civiles y de los poderes públicos

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zentauroepp45990667 dentista181122183941 / ACN / Laura Fígols

Antón Costas

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Hace ya unos años pregunté a Albert Alberich, director de Fundació i Treball (FiT), una institución con sede en el barrio del Besòs de Barcelona dedicada con notable éxito a la integración laboral de personas en riesgo de exclusión, cuáles eran las necesidades de colaboradores que tenía. Su respuesta me sorprendió: “Dentistas”. Me explicó que los problemas de salud dental eran una de las manifestaciones más frecuentemente asociadas a la pobreza.

El hecho de que la sanidad pública solo cubra la extracción de piezas dentales y no propiamente la salud dental posiblemente explica la imagen tan frecuente de personas vulnerables con la dentadura dañada. Es una de las patologías más evidentes de la pobreza.

Por este motivo me alegró leer en este diario que el Ayuntamiento de Barcelona ha llegado a un acuerdo con cien clínicas odontológicas de la asociación AECAD, integrada en la PIMEC, para reducir los precios de los tratamientos de salud bucal a personas vulnerables. Este acuerdo viene a sumarse al servicio gratuito de salud dental que ha puesto en marcha el Ayuntamiento.

Atención pública y social

Hay, sin embargo, otras patologías de la pobreza que necesitan atención pública y social. Una de ellas es la obesidad. En una ocasión el doctor Antonio Lacy, Jefe del Servicio Gastrointestinal y de Cirugía Mínimamente Invasiva del Hospital de Barcelona, cirujano e institución a las que tantos motivos de agradecimiento tengo, me hizo una aguda observación. “¿Te has fijado, dijo, que hace un siglo los ricos eran gordos y los pobres flacos y que ahora es al revés?”. La observación es de gran calado social. El cambio está vinculado de forma directa a la alimentación y al uso abusivo de los alimentos azucarados por parte de las personas con escasos recursos para llevar una buena dieta alimenticia y una vida sana. Es un problema muy serio en España, especialmente en la infancia y la juventud.

Hay otras fuentes de pobreza que pasan desapercibidas. Una de ellas es el coste del transporte público. Algunas ciudades en Estados Unidos comienzan a ensayar la gratuidad del transporte para luchar contra la pobreza. Estos días, en A Coruña, leo en la prensa local que el Ayuntamiento de Monforte de Lemos, con una población de unos 20.000 habitantes pero diseminada en parroquias, ha tomado la decisión de hacer gratuito el transporte público para aliviar el peso de este servicio en los hogares más vulnerables que viven más alejados del centro de la ciudad. 

Desigualdad y pobreza son dos rasgos característicos de las sociedades capitalistas ricas actuales. Aunque están muy relacionadas, se miden de maneras diferentes. La lucha contra estas dos lacras también hay que hacerla por caminos diferentes. Contra la desigualdad se lucha a través de salarios mínimos, el aumento de las pensiones, las rentas mínimas y los impuestos. Como los trabajadores, los pensionistas, las clases medias tienen voz propia y alta propensión a votar los partidos políticos tienden a cortejarlos.

Menos atención y carantoñas

A diferencia de estos colectivos, luchar contra la pobreza es más difícil. El problema para solucionar la pobreza es que los pobres se hacen invisibles. Como no acostumbran a votar en las elecciones, los partidos políticos tradicionales no se interesan por ellos. De ahí, que reciban menos atención y carantoñas de los partidos. Necesitan “emprendedores” que les representen y pongan sus necesidades en la agenda pública. Por eso es tan importante el apoyo de asociaciones de la sociedad civil y de instituciones sociales sin interés político. Quizá por ese motivo una buena parte de estas instituciones son de inspiración religiosa y altruista.

Para luchar contra las patologías de la pobreza los instrumentos tradicionales de política económica y social no son muy efectivos. Se necesita utilizar el bisturí para individualizar y tratar de forma concreta cada una de esas patologías. Por eso es tan importante la existencia de organizaciones sociales. Pero se necesita también el concurso de los poderes públicos para impulsar nuevos servicios públicos gratuitos como los de la salud dental; las dietas de comida saludable y gratuita en las guarderías y colegios; los comedores sociales; el transporte público gratuito; y un techo donde cobijarse con seguridad.

La pobreza es la manifestación más perversa de las sociedades capitalistas actuales. Impide a las personas afectadas tener la dignidad y el respeto que todos buscamos. Para erradicarla se necesita tanto el concurso de organizaciones civiles como de los poderes públicos. Aquellos que ya lo hacen merecen todo el apoyo y reconocimiento.