Análisis

Buenas noticias desde Europa

Estamos en los inicios de un proceso de regulación global que va para largo

La comisaria de competencia, Margrethe Vestager.

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Jordi Alberich

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Una buena noticia desde Europa: estamos ante las primeras señales de cómo construir el gobierno de una economía globalizada, desde el multilateralismo y la negociación, lejos de la batalla a porrazos entre los Estados Unidos y China para resolver sus diferencias comerciales.Me refiero, en concreto, a dos ejemplos recientes en los que la Unión Europea ha sido protagonista.

De una parte, el acuerdo alcanzado en la reunión de Davos por parte de la Unión y dieciséis países, de entre los más relevantes del mundo,con la excepción de EEUU, para instrumentar un mecanismo de resolución de sus diferencias. Una formulación que respeta la personalidad y procedimientosde la Organización Mundial del Comercio, si bien al margen de la misma para, así, evitar el bloqueo sistemático que ejercen los estadounidenses en el seno de dicha Organización.

Un primer paso para superar obstáculos y avanzar hacia una organización global del comercio,que incorpore los profundos cambios de las últimas décadas. Entre ellos, el más relevante es la profunda transformación de China, que ha transitado de país en vías de desarrollo en el momento de su incorporación a la OMC en 2001, a potencia que aspira a la hegemonía global. La tolerancia con la que China fue bienvenida al libre comercio mundial carece de sentido en la coyuntura actual, en la que debe asumir plenamente las mismas reglas de juego que el resto de los países avanzados.

De otra parte, la aceptación por parte de la OCDE del encargo por regular la fiscalidad de las grandes tecnológicas. Ello constituye una buena noticia, pese a que pueda interpretarse como un fracaso de la Unión, dada su incapacidad por regular desde el estricto ámbito europeo. Las disensiones entre sus estados miembros y las amenazas de EEUU, hicieron inviable la voluntad de la Comisión Europea por implementar en su territorio la denominada tasa Google. Pero, sin esta tenacidad europea en las políticas antimonopolio, lideradas por la Comisaria Margrethe Vestager, la cuestión hubiera quedado aparcada.

La OCDE parece contemplar una propuesta de fiscalidad global no sólo para las tecnológicas sino, también, para las grandes corporaciones de bienes de consumo on line. Con ello se pretende que tributen donde operan y se encuentran sus clientes, dificultando la posibilidad de ubicarse en países de baja fiscalidad, y limitando la competencia desleal que representan para las empresas arraigadas en un territorio. En unos meses conoceremos la propuesta.

Estamos en los inicios de un proceso de regulación global que, en cualquier caso, va para largo y que se promete cargado de ruido, avances y retrocesos. Y mientras no gobernemos adecuadamente esta economía abierta y revolución tecnológica acelerada, algo habrá que hacer para evitar que millones de personas se sumerjan en la marginalidad.  Por ello, la recuperación de la agenda social por parte de la Comisión Europea constituye, también, una buena noticia.